Para Hacer un Quito Inteligente, el municipio no debe hacer apps, sino APIs.

por @EcuaMatt

En general me excluyo de la conversación cuando alguien dice, «el gobierno debe hacer una aplicación que….».

No es que soy anti-gobierno: todo el contrario, de hecho. Lo que me frustra es la lógica que el gobierno puede agregar más valor creando aplicaciones que liberando datos, un tema que discutí en mi primer post sobre cómo hacer que Quito vuelva una ciudad inteligente.

Mi prejuicio contra las aplicaciones del gobierno viene de dos ideas que yo considero verdades:

1.) el gobierno, en general, es malo en diseñar aplicaciones

2.) el sector privado, en general, es bueno en diseñar aplicaciones. 

Me explico. Solamente falta ver las aplicaciones web del SRI o el IESS para ver que tan pésima es la experiencia de los servicios del gobierno en línea. IESS El SRI, por ejemplo, te insiste en instalar un software porque no llega todavía a la época de ofrecer todo a través de una página web, y el sistema del IESS es más difícil de descifrar que los quipus de los incas.

Es así porque los gobiernos no tienen ni la estructura ni la ADN para hacer grandes aplicaciones.

Los mejores diseñadores y programadores, por ejemplo, no suelen trabajar en el sector público.

Con todo respeto a los que si trabajan ahí, los buenos están en alta demanda, y en el sector privado tienden a encontrar mejores sueldos, proyectos más interesantes, y más libertad creativa.

Segundo, las aplicaciones que son hechas por gobiernos no son creadas con los mismos incentivos.

Cuando una persona o empresa en el sector privado está diseñando una aplicación, su supervivencia depende de que su aplicación pegue con la gente.

En el gobierno, en cambio, la meta es entregar la aplicación, sea buena o no. Como las aplicaciones creadas por el gobierno suelen tener un monopolio innato, no tienen que competir con nadie, y dan por hecho su adopción.Nadie en el sector privado puede dar por hecho la adopción de su aplicación: es un lujo inexistente.

A veces los gobiernos contratan a empresas privadas para hacer aplicaciones, pero aquellas aplicaciones tampoco suelen ser tan buenas.

Es es porque las empresas que tienden a ganar esos concursos en general son expertos en ganar concursos del gobierno y no necesariamente en hacer buenos productos.

Facturar con el estado es muchas veces innecesariamente complicado, lo cual hace que solamente las empresas que tienen el deseo y la experiencia de ganar esos concursos apliquen, lo cual elimina una gran parte de las empresas que podrían hacer un excelente producto.

Segundo, las empresas que contratan con el estado en general tienen experiencia en hacer software prioritario (es decir, te creo un servicio para manejar el inventario de tu empresa), pero tienen poca experiencia en crear aplicaciones que han tenido éxito viral en el mercado.

La razón es simple: si hubieran tenido mucho éxito en crear aplicaciones virales, no se estarían postulando para hacer aplicaciones para el estado.  Por eso mi sugerencia no es que el gobierno crea aplicaciones, sino que crea APIs y dejar que el pueblo ecuatoriano se encargue de encontrar la mejor forma de presentar esa información. 

Una API es, al final, una manguera conectada a una base de datos. Funciona como una toma de agua en la calle.

Si hay un incendio, un bombero puede llegar, conectar su manguera a la toma de agua, y apagar el fuego.

Una API, en cambio, te permite sacar datos de un lugar de hacerles re-aparecer en otros. Por ejemplo, cada vez que accedas a una página web y te pregunta, «Quieres ingresar con tu cuenta de Facebook?» la página está accediendo a una API.

Facebook APIEn este caso, Vive1.Com te puede permitir ingresar en su página con tus datos de Facebook porque Facebook da a Vive1.Com acceso a su API (toma de agua), lo cual contiene los datos de tu identidad.

La existencia de esta API es de beneficio mutuo: para Vive1.Com, la página puede des-anomizarte fácilmente por ofrecer la oportunidad de que te identifiques sin complicación.

Facebook, en cambio, aprende más sobre tus hábitos en la web fuera de Facebook, lo cual le ayuda determinar cuales anuncios mostrarte, y se puede volver la cédula más importante del internet.

Esto es un ejemplo de una API, pero mi deseo de ver al municipio crear APIs va más allá. Por ejemplo, en algún lugar del municipio debería de existir una base de datos con todos las empresas que existen en Quito.

Si yo tuviera acceso a esa base de datos, yo podría crear una aplicación que te permite evaluar la calidad de servicio en cada una.

Sin acceso a la base de datos, yo tendría que manualmente armar esa base de datos. Con la API, por ejemplo, mi página estaría actualizada con cualquier cambio: si un negocio cambia de dirección ese cambio sería automáticamente realizado en mi página.

El otro beneficio de tener una API es que podemos generar más competencia, lo cual resulta en mejores aplicaciones.

Por ejemplo, si mis competidores tienen acceso a la misma base de datos, ellos pueden crear una aplicación parecida, pero que tal vez ofrece diferente funcionalidad o presenta la información de una forma más interactiva.

Con la API, podemos no solamente generar aplicaciones, pero un ecosistema entero de aplicaciones, y luego una industria tecnológica. 

Con acceso a la base de datos de la policía, por ejemplo, podríamos entender mejor el comportamiento de los criminales.

Con acceso a la base de datos de hospitales, podríamos mejor entender la presencia de diferentes enfermedades en Quito o quienes son los mejores doctores. Con acceso a la base de datos de la secretaría de transporte, podríamos crear aplicaciones que fomentan el uso del transporte público.

Con la combinación de la base de datos de la policía y la secretaría de transporte, podríamos decirte exactamente cuales rutas son seguras y cuales son inseguras.

En fin, las posibilidades de cosas que podríamos hacer son sin límites.

Mientras muchas personas pueden crear aplicaciones, solamente el municipio puede crear APIs porque tiene acceso exclusivo a los datos que pueden servir como catalizadores para una nueva forma de participación ciudadana.

No quiero decir que el gobierno nunca debe hacer aplicaciones.

Por ejemplo, tener una aplicación del municipio que te permite acceder directamente a los servicios del municipio es bueno. Pagar el impuesto predial en tu celular, registrarte para el BiciQ en tu celular, etc., son fines nobles que el gobierno debería ofrecer.

Mi sugerencia, no obstante, sería de enfocar en a.) crear APIs para dar a luz a un ecosistema y b.) crear visibilidad para las aplicaciones que hacen los ciudadanos. El municipio podría crear una tienda de aplicaciones que tienen un fin cívico.

Los ciudadanos podrían evaluar el desempeño de aquellas aplicaciones, permitiendo que las mejores suban y las peores bajan. Al final, los ciudadanos terminan con las mejores aplicaciones disponibles. Todos ganan.

Crear APIs no es sexy, y genera mucha resistencia sobre todo con burócratas que no son digitales y no creen que el pueblo tenga derecho a acceder a esos datos.

Es, sin embargo, tal vez la cosa más poderosa que pueda hacer el municipio en hacernos volver una ciudad digital.

Hacer aplicaciones es fácil, pero hacer aplicaciones buenas es difícil. En fin, ¿Para qué limitarnos a los límites de pocos, cuando podemos aprovechar de la creatividad y inventiva de todos?

Al diseñar su estrategia digital, espero que el municipio tenga en cuenta las opciones de papel que tiene en convertirnos en ciudad digital. Si lo hacen bien pueden dar a luz a nuevos ecosistemas y industrias. Si lo hacen mal, habremos desperdiciado 4 años de evolución negada.

Acerca de Matthew Carpenter-Arevalo

A former Google and Twitter manager, Matthew Carpenter-Arévalo is the founder and CEO of Céntrico Digital, a managed marketing services company.
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