Todo comenzó cuando subí en un taxi pirata en Quito

por @ecuamatt

Todo comenzó cuando subí en un taxi pirata en Quito. Luego le pregunté al taxista qué tal, y me dijo «todo bien, tú eres la primera víctima de la noche.»

En general no soy tan torpe para subirme en un taxi pirata, pero ésta vez actué impulsivamente sin pensarlo bien. Parte de mi negociación interna era que iba acompañado con mi miedosa perra callejera Nena. «Si intenta algo,» me dije, «tendrá que lidiar contra karate canino.»

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Es más miedosa en la vida real

Pensando en mi posible secuestro, decidí sacar la máxima cantidad de información personal posible del chofer para luego ayudar a los peritos re-construir su perfil psicológico.

¿cuanto tiempo vas manejando taxi?

«desde recién mi jefe, me falló el negocio y estoy levantando capital semilla» dijo con una sonrisa.

Me picó el interés saber que era emprendedor, y le pregunté más sobre qué pasó.

«Tuve un sitio de hamburguesas, y eran hamburguesas muy buenas, pero estuve mal ubicado. La gente en ese sitio no está dispuesto a pagar por un producto de calidad.»

Conversamos un rato sobre las hamburguesas hasta que me me confesó que era su segundo emprendimiento. Me contó que también tenía un hogar de ancianos dónde trabajaba con mascotas y mayores, pero que la crisis económica hizo que algunas familias optaron por no dejar sus familias ahí y también falló.

Cuando hablamos del futuro, me dijo otra vez que estaba levantando capital semilla en el taxi para volver a las hamburguesas. «Estoy convencido del producto,» me dijo, «y me gusta mucho el negocio. Tengo otro sitio en mente pero tengo que conseguir el dinero primero. Una vez que lo tenga voy a abrir allí.»

Creo que a veces en Ecuador tomamos por dado que hay un espíritu de emprendimiento tan profundo en el país. El Señor había fallido dos veces, y aunque no estoy de acuerdo con los taxis piratas, admiro mucho su espíritu. No se quejaba de la crisis, ni echaba la culpa a otros. Vio sus fracasos como contratiempos lamentables pero que no le iban a distraer de su visión de éxito. Me hizo pensar que el drama que vivo de emprendedor es tal vez empeorado por mi propia capacidad de crear drama. Si pierdo mi negocio haré otras cosas, pero dudo que llego al punto de tener que manejar un taxi pirata.

Y allí es cuando me di cuenta que la crisis es muchas cosas, pero más que todo la crisis es la mejor excusa para justificar la mediocridad. 

Por ejemplo, recién solicité una tarjeta de crédito empresarial del Produbanco, el banco que busca ser el peor banco en todo el Ecuador. Después de demorarse 2.5 meses en tomar una decisión, rechazaron nuestro pedido. A pesar de que nuestra empresas matriz va años con el Produbanco, y a pesar de mover miles por sus cuentas cada mes, me dijeron que no. ¿Su excusa? «es que, la crisis.» BullShit. Acepto que me nieguen por la crisis, pero no acepto que se demoren 2.5 meses en tomar una decisión: esa mediocridad existía antes de la crisis, pero ahora tenemos una nueva excusa para justificarla.

No me mal-entiendan: la crisis es real. Algunos hemos sentido su impacto por sufrir atrasos en pagos y hasta hemos tenido que dejar salir gente.

Pero como dijo Isabel Noboa, y como refleja la actitud del emprendedor taxista, «sí hay una crisis, y he decidido no participar.»

Una economía no mueve siempre en la misma dirección: algunas industrias son contra-cíclicas, y otras empresas crecen mientras su competencia sufre. Los que ofrecen innovación que produce más eficiencia ganan, mientras las empresas que luchan por demostrar su valor sufren, pero mientras algunos sufren de verdad, otros usan «la crisis» para justificar su pereza, falta de calidad de servicio, o falta de ganas.

La crisis económica es momentánea: la crisis de mediocridad ha durado un buen tiempo en instituciones como el Produbanco. La crisis es real, pero podemos elegir nuestra reacción frente a la crisis.

Cuando me dejó el taxista, le di una propina para el fondo y le dije que esperaré la notificación de mis acciones. Me agradeció y siguió en su camino. Me dejó un impacto profundo y me agregó un valor mucho mayor que el servicio de transporte. La demanda y ciertos productos y servicios va a variar: la demanda para valor nunca para.

 

 

 

 

 

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Es posible que Grupo TvCable te está cobrando por velocidad que no te dan. El caso de #secuestrotvcable

Hoy en la mañana tuve que secuestrar a tres técnicos de Grupo TvCable @grupotvcableec. No lo quise hacer, pero después de 6 visitas técnicas no encontré otra solución. Los técnicos eran bien tratados de acuerdo a la convención de Ginebra. Les dejamos algunos minutos de ejercicio al aire libre y permitimos que se comuniquen con sus familias. En total #secuestrotvcable duró un total de 40 minutos. Les dejé bajo en control de mi jefe de seguridad:

Screen Shot 2015-11-25 at 10.27.10 AM.pngPor qué me vi obligado a tomar medidas drásticas?

Hace mas o menos un mes hice una prueba de velocidad de Internet después de ver que era imposible cargar videos de YouTube. En lugar de recibir los 7 megas que pago, estuve recibiendo 1.6 megas. Llamé a TvCable y me ofrecieron una visita técnica.

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Llegó la hora de la visita técnica y el técnico me confesó que hubo un rayo que quemó muchos equipos y que había que cambiar todos los equipos de la zona. Él no tenía el equipo y me pidió que haga otra cita.

Hice otra cita y el técnico llegó sin el equipo. “no, no hay equipos en la bodega, hay que hacer otra cita.”

Espero la cita, pero el técnico nunca llega. Llamo a TvCable y me dicen que no hubo cita. Me programan otra cita. Les dije que no vengan sin el equipo.

El técnico llega, cambia el equipo, y se va sin corregir el problema de la velocidad. A pesar de tener el nuevo equipo, no hay cambio de velocidad.

Llamo y hago otra cita. Viene el técnico y me dice que no es el equipo, sino un cambio interno que tienen que hacer. Hace otra cita, y otra vez llega la hora y no aparece nadie. Llamo y les explico, y me insisten que tienen que hacer otra visita técnica.

Llegan los técnicos y me dicen lo que ya sabía: insisto en que me arreglen ese rato. Llaman a su supervisora y ella le escucho decir, “dile al cliente que tiene que esperar, que tiene un contrato viejo y esos contratos no estamos actualizando todavía.”

Eso fue el momento en que, como decimos en inglés, la mierda se fue contra en ventilador.

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Les dije a los técnicos que no se iban a ningún lugar, y volví a llamar al contacto que tenía en el centro de operaciones. Me dijeron que no pudieron resolver mi problema pues la persona encargada en el departamento indicado no contesta. Le dije que no iba a colgar el teléfono ni dejarles ir hasta que resuelvan el problema.

Después de media hora hablé con la misma supervisora indiferente que me dijo que iban a hacer los cambios por su lado para poner la velocidad al nivel que estoy pagando. En otras palabras, desde el cambio del equipo no era necesario ninguna visita técnica. Había que actualizar el sistema por su lado. Sabían que eso tenían que hacer, pero por alguna razón no querrían porque decían que “tu contrato es viejo,” como que eso me importaba a mí. Después de varias horas de espera, lograron resolver haciendo una actualización por su lado.

Qué nos enseña #SecuestroTvCable?

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Muchos clientes de @grupotvcableec tienen equipos disfuncionales y están pagando el servicio igual. TvCable no les avisa proactivamente.

  • Muchos clientes están pagando por velocidades que no reciben. Grupo TvCable depende de que no se enteren.
  • Los técnicos de Grupo TvCable tienen el incentivo de cerrar tickets, no resolver problemas. No hay que dejarles salir de tu casa sin resolver el problema.
  • TvCable no tienen el historial de sus clientes, y así te quedas estancado en el laberinto. Cada visita técnica es una visita nueva, no la continuación de una historia.
  • El servicio al cliente de Grupo TvCable es un laberinto que se auto-perpetua. Grupo TvCable espera que los clientes se desesperen en el laberinto en lugar de resolver sus problemas.
  • Grupo TvCable depende de que sus clientes sean giles. Durante más que un mes pagué por un servicio que no me daban. Ellos sabían, y me cobraban igual. Soy tecnólogo entonces me enteré, pero muchos no se enteran.
  • Más que 500,000 personas se enteraron de mi problema con GrupoTvCable, y no tuvo que ser así. 

Mucha gente no se da cuenta de la diferencia entre una velocidad y otra. Por ende, la diferencia entre Grupo TvCable y NetLife, por ejemplo, es el servicio al cliente. En otras palabras, el servicio al cliente ES el producto principal que venden.

Grupo TvCable todavía vive en el mundo en que se puede aprovechar de clientes y abusar de ellos y esperar que su gran participación en el mercado se mantenga. La única manera que mejore es que las personas dicen Ya Basta.

Por ende, si te pasa a ti, mi recomendación es no dejar ir los técnicos hasta que resuelvan el problema. No les culpen a los técnicos: muchos son tercerizados y no llevan la culpa de la empresa matriz. No obstante, Grupo TvCable no te ayudará al menos que lo exija, y la única cosa al que respondan es la presión. Así que si te pasa a ti, usen el hashtag #secuestrotvcable y nosotros los otros abusados te apoyaremos. Merecemos mas. Merecemos mejor.

Finalmente, Ojalá que Grupo TvCable aprenda que cada cliente es un medio de comunicación, y que sus errores representan oportunidades de aprender y cambiar. Sin más, me despido.

si quieres saber si recibes la velocidad que pagas, prueba en http://www.speedtest.net. 

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La ambición del Restaurante Urko

Mi artículo originalmente publicado en el blog de Impaqto. Pueden encontrar el original aquí:

http://www.impactoquito.net/blog/la-ambicion-del-restaurante-urko

«La única manera de salvar a las tradiciones gastronómicas es dejarlas adaptarse porque si les pones en un museo, eventualmente van a desaparecer.» – Magnus Nilsson.

​Cuando alguien de afuera viene a visitarme en Quito hay ciertos lugares donde siempre les llevo. Una caminata por el Céntrico Histórico, una parada lenta en la Capilla del Hombre, un canelazo al atardecer desde El Café Mosaico en el Itchimbía, todos forman parte del itinerario convencional para mis visitas, con maravilla garantizada.

Desde hace algunos meses he agregado otra actividad sagrada que siempre recibe la más alta calificación de mis invitados: una cena en Urko, el nuevo restaurante ubicado en La Floresta en Quito que busca generar un impacto cultural por re-concebir la comida tradicional ecuatoriana, desde su forma de buscar ingredientes hasta la interacción entre los chefs y su audiencia.

Ya era hora que Ecuador pusiera atención a su potencial gastronómico. Gracias al despertar de nuestro país vecino Perú, casi todos los países latinoamericanos han entrado en un proceso de reconcebir su cocina tradicional. Mientras Perú se levantó como gigante gastronómico a través de ciertos chefs estrellas como Gastón Acurio, ahora Perú se encuentra con la necesidad de reinventarse para salir de la sombra de esos chefs y evitar  que su comida se vuelva un cliché. Ecuador, en cambio, no sufre de la pesada leyenda de chefs reconocidos a nivel mundial a los que tenemos homenajear: lo único que falta para comenzar la edad dorada de la cocina ecuatoriana son chefs dispuestos a experimentar con lo familiar y ciudadanos dispuestos a sorprenderse al reconocer ingredientes que pensábamos que ya conocíamos.

Tener éxito en el emprendimiento significa anticipar cambios en una tendencia, una industria, y la sociedad y Urko representa eso. En el horizonte un oleaje empieza a formarse, y el equipo de Urko, liderado por el chef Juan Sebastián Pérez y Daniel Maldonado, pretende subirse en tabla con tres hipótesis nuevas. La primera hipótesis del grupo es que se puede crear un restaurante de primera usando ingredientes locales y naturales. La segunda es que los ecuatorianos están dispuestos a volver a conocer estos ingredientes con nuevas presentaciones, y técnicas que no se ha hecho hasta ahora. Finalmente, la tercera hipótesis es que los ecuatorianos estamos dispuestos a experimentar: cada sábado Urko presenta un menú nuevo, tomando el riesgo de crear cosas que el público no ha probado, sabiendo que dentro de los siete platos distintos va a haber éxitos y fracasos. Nosotros los consumidores poco a poco vamos acostumbrándonos a que no estamos pagando por la comida que consumimos, sino la experiencia que los chefs/artistas nos ofrecen.

Pero lo que más me gusta de Urko es la ambición silenciosa que representa su existencia. El equipo entero es excepcionalmente jóven, pero aún así no sufren de los errores que suelen ser visibles cuando hay falta de experiencia en el liderazgo. No se escuchan gritos ni se ve meseros de mal humor. La presión de tener una casa llena no parece afectar al profesionalismo del grupo: entienden que el comportamiento de cada miembro del staff genera la energía que da luz al ambiente. Ese espíritu millennial de no pedir permiso para nada que es simultáneamente admirable y a veces arrogante muestra su mejor cara en Urko: Juan Sebastián no esperó trabajar años como chef de línea, luego sous-chef, y luego chef principal para después lanzar un sueño reprimido de gastronomía. A pesar de su juventud, Urko se atreve a ofrecernos tal vez la mejor experiencia gastronómica en la ciudad sin haber recorrido por los pasos del camino normal.

Como  hincha del fútbol, la experiencia de comer en Urko me hacer acordar de ir al estadio durante la llegada de Liga de Quito al final de la Copa Libertadores en 2008. En el palco norte alguien colocó una pancarta simple que decía, “¿y la copa? ¿por qué nosotros no?”. Dirigiéndose a aquel complejo de inferioridad que persigue a cualquier hincha del fútbol ecuatoriano, el autor lanzó un cuestionamiento que no logró completarse hasta que Pepe Pancho Cevallos tapó ese último disparo y cambió la autoimagen de Liga de Quito y el fútbol ecuatoriano para siempre.

Tal vez Urko no tiene una pancarta abierta dirigida hacia la calle Isabel la Catolica, pero su existencia nos posee la misma pregunta. ¿y por qué nosotros no? Tuvieron que ser jóvenes para romper nuestro concepto de la gastronomía ecuatoriana para que lo volvamos a conocer. Tuvieron que ser jóvenes para despertarnos a un futuro que nos lleva a un nuevo reencuentro con el pasado, y tuvieron que ser jóvenes para que el sabor que sobresalga en todos los platos no sea un ají  o chulpi que goza de una nueva fama, sino la ambición de provocar un nuevo autodescubrimiento. Esa es la razón que me hace volver a Urko: es el comienzo de algo que merece nuestra atención. ¡Bienvenido sea!

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Seis propuestas para resolver el transporte de Quito

Seis propuestas para resolver el transporte de Quito 

Por Matthew Carpenter-Arévalo

Quito en los años Fotografía de la cuenta de tuiter de @economista33. -

Quito en los años Fotografía de la cuenta de tuiter de @economista33. –

La semana pasada publiqué en GkillCity un artículo sobre cómo podemos mejorar en tráfico en Quito. El artículo original se puede encontrar aquí. Empecé por explicar por qué el modelo actual no es sostenible durante el largo plazo, debido a la falta de espacio físico para acomodar el uso creciente de automóbiles particulares. Después hablé del concepto de la ciudad multi-modal, que depende de varios sistemas de transporte inter-conectados. 

El artículo recibió una respuesta bastante positiva, y creo que fue el artículo más compartido que he escrito para GkillCity. Lo que más me agradó fue los comentarios en el post. En general trato de no leerlos, porque suelen ser insultos o tonteras escritas por personas que se ofenden por la expresión de ideas que no corresponden a su modelo de concebir el mundo. En este caso, sin embargo, encontré muchas buenas ideas y discusión dentro de los posts, y como escritor, mi objetivo siempre es provocar un debate elevado a través de la distribución de ideas. 

De hecho, como consecuencia del artículo varias personas que trabajan dentro del municipio, incluyendo la vice-alcaldesa, me escribieron, brindándome más información y en general agradeciéndome por la crítica constructiva. Estoy a la espera de que el artículo se de a más conversaciones y reflexiones sobre cómo vamos a transformar el transporte en Quito para que sea eficiente, efectivo y sostenible durante el largo plazo.

Como siempre, debo mucho a los editores de GKillCity por su incansable trabajo en transformar mi lenguaje torcido en algo consumible.

Les incluyo otra vez el enlace al artículo.

http://gkillcity.com/articulos/el-mirador-politico/seis-propuestas-resolver-el-transporte-quito 

 

 

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Para Hacer un Quito Inteligente, el municipio no debe hacer apps, sino APIs.

por @EcuaMatt

En general me excluyo de la conversación cuando alguien dice, «el gobierno debe hacer una aplicación que….».

No es que soy anti-gobierno: todo el contrario, de hecho. Lo que me frustra es la lógica que el gobierno puede agregar más valor creando aplicaciones que liberando datos, un tema que discutí en mi primer post sobre cómo hacer que Quito vuelva una ciudad inteligente.

Mi prejuicio contra las aplicaciones del gobierno viene de dos ideas que yo considero verdades:

1.) el gobierno, en general, es malo en diseñar aplicaciones

2.) el sector privado, en general, es bueno en diseñar aplicaciones. 

Me explico. Solamente falta ver las aplicaciones web del SRI o el IESS para ver que tan pésima es la experiencia de los servicios del gobierno en línea. IESS El SRI, por ejemplo, te insiste en instalar un software porque no llega todavía a la época de ofrecer todo a través de una página web, y el sistema del IESS es más difícil de descifrar que los quipus de los incas.

Es así porque los gobiernos no tienen ni la estructura ni la ADN para hacer grandes aplicaciones.

Los mejores diseñadores y programadores, por ejemplo, no suelen trabajar en el sector público.

Con todo respeto a los que si trabajan ahí, los buenos están en alta demanda, y en el sector privado tienden a encontrar mejores sueldos, proyectos más interesantes, y más libertad creativa.

Segundo, las aplicaciones que son hechas por gobiernos no son creadas con los mismos incentivos.

Cuando una persona o empresa en el sector privado está diseñando una aplicación, su supervivencia depende de que su aplicación pegue con la gente.

En el gobierno, en cambio, la meta es entregar la aplicación, sea buena o no. Como las aplicaciones creadas por el gobierno suelen tener un monopolio innato, no tienen que competir con nadie, y dan por hecho su adopción.Nadie en el sector privado puede dar por hecho la adopción de su aplicación: es un lujo inexistente.

A veces los gobiernos contratan a empresas privadas para hacer aplicaciones, pero aquellas aplicaciones tampoco suelen ser tan buenas.

Es es porque las empresas que tienden a ganar esos concursos en general son expertos en ganar concursos del gobierno y no necesariamente en hacer buenos productos.

Facturar con el estado es muchas veces innecesariamente complicado, lo cual hace que solamente las empresas que tienen el deseo y la experiencia de ganar esos concursos apliquen, lo cual elimina una gran parte de las empresas que podrían hacer un excelente producto.

Segundo, las empresas que contratan con el estado en general tienen experiencia en hacer software prioritario (es decir, te creo un servicio para manejar el inventario de tu empresa), pero tienen poca experiencia en crear aplicaciones que han tenido éxito viral en el mercado.

La razón es simple: si hubieran tenido mucho éxito en crear aplicaciones virales, no se estarían postulando para hacer aplicaciones para el estado.  Por eso mi sugerencia no es que el gobierno crea aplicaciones, sino que crea APIs y dejar que el pueblo ecuatoriano se encargue de encontrar la mejor forma de presentar esa información. 

Una API es, al final, una manguera conectada a una base de datos. Funciona como una toma de agua en la calle.

Si hay un incendio, un bombero puede llegar, conectar su manguera a la toma de agua, y apagar el fuego.

Una API, en cambio, te permite sacar datos de un lugar de hacerles re-aparecer en otros. Por ejemplo, cada vez que accedas a una página web y te pregunta, «Quieres ingresar con tu cuenta de Facebook?» la página está accediendo a una API.

Facebook APIEn este caso, Vive1.Com te puede permitir ingresar en su página con tus datos de Facebook porque Facebook da a Vive1.Com acceso a su API (toma de agua), lo cual contiene los datos de tu identidad.

La existencia de esta API es de beneficio mutuo: para Vive1.Com, la página puede des-anomizarte fácilmente por ofrecer la oportunidad de que te identifiques sin complicación.

Facebook, en cambio, aprende más sobre tus hábitos en la web fuera de Facebook, lo cual le ayuda determinar cuales anuncios mostrarte, y se puede volver la cédula más importante del internet.

Esto es un ejemplo de una API, pero mi deseo de ver al municipio crear APIs va más allá. Por ejemplo, en algún lugar del municipio debería de existir una base de datos con todos las empresas que existen en Quito.

Si yo tuviera acceso a esa base de datos, yo podría crear una aplicación que te permite evaluar la calidad de servicio en cada una.

Sin acceso a la base de datos, yo tendría que manualmente armar esa base de datos. Con la API, por ejemplo, mi página estaría actualizada con cualquier cambio: si un negocio cambia de dirección ese cambio sería automáticamente realizado en mi página.

El otro beneficio de tener una API es que podemos generar más competencia, lo cual resulta en mejores aplicaciones.

Por ejemplo, si mis competidores tienen acceso a la misma base de datos, ellos pueden crear una aplicación parecida, pero que tal vez ofrece diferente funcionalidad o presenta la información de una forma más interactiva.

Con la API, podemos no solamente generar aplicaciones, pero un ecosistema entero de aplicaciones, y luego una industria tecnológica. 

Con acceso a la base de datos de la policía, por ejemplo, podríamos entender mejor el comportamiento de los criminales.

Con acceso a la base de datos de hospitales, podríamos mejor entender la presencia de diferentes enfermedades en Quito o quienes son los mejores doctores. Con acceso a la base de datos de la secretaría de transporte, podríamos crear aplicaciones que fomentan el uso del transporte público.

Con la combinación de la base de datos de la policía y la secretaría de transporte, podríamos decirte exactamente cuales rutas son seguras y cuales son inseguras.

En fin, las posibilidades de cosas que podríamos hacer son sin límites.

Mientras muchas personas pueden crear aplicaciones, solamente el municipio puede crear APIs porque tiene acceso exclusivo a los datos que pueden servir como catalizadores para una nueva forma de participación ciudadana.

No quiero decir que el gobierno nunca debe hacer aplicaciones.

Por ejemplo, tener una aplicación del municipio que te permite acceder directamente a los servicios del municipio es bueno. Pagar el impuesto predial en tu celular, registrarte para el BiciQ en tu celular, etc., son fines nobles que el gobierno debería ofrecer.

Mi sugerencia, no obstante, sería de enfocar en a.) crear APIs para dar a luz a un ecosistema y b.) crear visibilidad para las aplicaciones que hacen los ciudadanos. El municipio podría crear una tienda de aplicaciones que tienen un fin cívico.

Los ciudadanos podrían evaluar el desempeño de aquellas aplicaciones, permitiendo que las mejores suban y las peores bajan. Al final, los ciudadanos terminan con las mejores aplicaciones disponibles. Todos ganan.

Crear APIs no es sexy, y genera mucha resistencia sobre todo con burócratas que no son digitales y no creen que el pueblo tenga derecho a acceder a esos datos.

Es, sin embargo, tal vez la cosa más poderosa que pueda hacer el municipio en hacernos volver una ciudad digital.

Hacer aplicaciones es fácil, pero hacer aplicaciones buenas es difícil. En fin, ¿Para qué limitarnos a los límites de pocos, cuando podemos aprovechar de la creatividad y inventiva de todos?

Al diseñar su estrategia digital, espero que el municipio tenga en cuenta las opciones de papel que tiene en convertirnos en ciudad digital. Si lo hacen bien pueden dar a luz a nuevos ecosistemas y industrias. Si lo hacen mal, habremos desperdiciado 4 años de evolución negada.

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Una propuesta para el nuevo alcalde para que Quito se vuelva una ciudad inteligente.

 

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foto vía chickybus.com 

Por @EcuaMatt

Debido a algunos cambios personales que me han mantenido ocupado durante las últimas semanas, no he podido escribir este artículo, pero pocas cosas han ocupado mi imaginación como este tema.

El nuevo alcalde de Quito, Mauricio Rodas, habló mucho en su campaña de la necesidad de diseñar una ciudad digital, y mis próximos posts voy a dedicar a este tema. Primeramente, ¿qué es una ciudad digital?

Como el campo de ciudades digitales es nuevo, hay muchas definiciones distintas, pero para mí una ciudad inteligente brinda y consume más información para tomar decisiones inteligentes e ayudar a sus ciudadanos tomar decisiones inteligentes. Una ciudad inteligente también usa aquella información para optimizar el uso de los recursos públicos, y aprovechar de los recursos y información que ofrece la ciudadanía.

Para dar algunos ejemplos, hay intersecciones en Quito que muestran los segundos hasta que la luz cambie de verde a rojo. Esa información la puede usar un peatón o un chofer para tomar una mejor decisión sobre si debería cruzar la calle o no.

En Monterrey, México, hay software creado por la empresa Citivox que colecciona información sobre delincuencia en la ciudad tanto de bases de datos oficiales como de los tuits y posts de Facebook para generar una mapa dinámica que muestra en tiempo real las zonas de peligro.

En muchas ciudades se puede pagar el impuesto predial a través del celular, sin nunca jamás tener que ir a hacer cola.

En los ejemplos mencionados la tecnología utilizada puede ser compleja o puede ser extremadamente simple. En cada caso, el elemento fundamental es generar más información y hacerla útil para el bienestar de los ciudadanos.

Si yo fuera Rodas, entonces, ¿qué sería mi agenda? Lo voy a resumir en tres puntos: servicio al cliente, liberación de información, y aumentar inputs de los ciudadanos.

1.) Servicio al Cliente

Como persona digital, no hay nada que me enfade más (oirás Claro!) que escribir a una empresa por un medio  y luego recibir un mensaje que tengo que presentar mi reclamo por otro medio.

Mando un tuit a Claro y me dicen que tengo que llamar a su centro de llamadas. Llamo al centro de atención, espero en la línea 30 minutos, y me dicen que tengo que presentarme en su centro de atención al cliente. Voy, saco numero, y espero 45 minutos. ¿cuántas veces te ha pasado eso? Es una experiencia pésima.

Lo peor de esta situación es que no es solamente el peor resultado para mí, sino también lo es para la empresa. Mantener un centro de llamadas es caro porque cada llamada tiene un costo. Mantener muchas agencias también es caro, porque muchas veces las agencias tienen que ocupar espacios comerciales en los lugares más visibles, donde el costo por metro cuadrado es alto. En ambos casos, resolver mi problema a través de Twitter resulta mejor tanto para mí como para la empresa.

Si el sector privado aún nos falla en cuanto al servicio al cliente (A Claro y Movistar les cuesta entender que su servicio al cliente es su producto principal), el gobierno es aún peor.

Aunque muchos servicios y información son accesibles en línea (y reconozco el esfuerzo de la administración anterior en hacer eso), aún falta mucho por hacer, porque al sector público le falta el incentivo que debería tener el sector privado. Puedes cambiar de servicio de celular, pero es difícil cambiar de proveedor de servicios municipales sin cambiar de ciudad.

Por eso creo que el paso más poderoso que podría dar Mauricio Rodas es re-habilitar el servicio al cliente a través de los medios sociales. Se vería así: podría mandar un tuit, una foto en instagram o un mensaje por Facebook al municipio sobre un problema que veo. Puede ser un hueco en la calle, puede ser una señalización que falta, o podría ser un constructor que viola el reglamento que tiene la ciudad sobre horas laborales. Si es un problema que tiene que ver con la ciudad, es apropriado.

Sin importar el medio que uso (Twitter, Facebook, Teléfono, presentarme en persona), debería recibir un número de caso para poder dar seguimiento al tema. A través de la plataforma de servicio al cliente, podría ver a quién esté asignado mi problema, cuanto tiempo en promedio se demora en responder (si me dice dos semanas sé no esperar una respuesta en dos días) y me podría avisar cuándo el problema se resuelve.

Con todos los datos de todos los casos distintos, podríamos medir la efectividad del municipio en resolver los problemas de la ciudadanía. Podríamos ver, por ejemplo, que la administración de Tumbaco se demora en promedio una semana más que la administración de Cotocollao en responder a mensajes de la ciudadanía. Podríamos ver que la Agencia de Control es mucho menos responsivo que la secretaría de comunicación. Podríamos, en fin, tener una gestión de servicio al cliente 100% transparente.

Hay dos problemas con este ejemplo: por un lado, no conviene para nada a la administración dar transparencia a las áreas donde es débil. El problema con este argumento es al final es argumentar que no conviene al alcalde ser buen alcalde. Obviamente a ningún gobierno le conviene exponer la calidad de su trabajo al sol del día. No obstante, como ciudadanía, lo merecemos.

Segundo, cuando bajas el costo de comunicar, la gente va a comunicar más. Al facilitar el proceso de reclamar, el municipio va a recibir más reclamos, lo cual obliga a todo el aparato municipal volverse más ágil y efectivo. No conviene al gobierno, pero si conviene a la ciudadanía.

Si se implementa mal el proceso de virtualizar el servicio al cliente puede perjudicar a la administración. Si se lo hace bien puede tener consecuencias positivas enormes.

En los Estados Unidos, por ejemplo, el alcalde de la ciudad de Newark, Cory Booker, empezó a usar Twitter para atender a la ciudadanía. Aunque la ciudad de Newark no es una ciudad principal en ese país y los alcaldes de ahí en general no han tenido mucha visibilidad, Cory Booker se hizo famoso al nivel nacional por su buena gestión. Actualmente es senador para el estado de New Jersey y muchos lo ven como un futuro candidato a la presidencia. Todo porque él no tuvo miedo de conversar continuamente con sus ciudadanos y tratar de resolver sus problemas a través de los medios de preferencia de ellos.

2.) Liberación de Datos

Los geeks suelen decir que “la información quiere ser gratis,” porque cuando la información es difícil de acceder es poco útil.

Un amigo mío, por ejemplo, quiso hacer una aplicación de transporte público en Quito que te permite saber cómo llegar de cualquier punto en la ciudad a cualquier otro punto en la ciudad.

Aunque las rutas del ecovía y metrovía son públicas, la información sobre las rutas de los buses azules, rojos, y verdes es imposible de conseguir. A pesar de gastar horas hablando con las personas de la secretaría de transporte, mi amigo nunca logró conseguir los datos de esos buses, y su proyecto está en stand-by.

El municipio es dueño de un montón de información cuya liberación ofrecería grandes beneficios para la ciudadanía.

Si sabías, por ejemplo, cuales son las agencias de trámites municipales más frecuentadas, podrías evitarlas para hacer mejor uso de tu tiempo.

Si tenemos información sobre el desempeño de los diferentes colegios fiscales, podemos buscar mandar nuestros hijos a los mejores y exigir mejor rendición de los otros.

Si podríamos ver, por ejemplo, el tiempo de espera de diferentes hospitales en tiempo real podríamos mejor distribuir los pacientes entre los diferentes hospitales para el bienestar de todos.

Si los ciudadanos podrían compartir entre ellos las mejores rutas de ciclismo o los mejores lugares para hacer caminatas en la ciudad, podríamos facilitar el ejercicio físico, el turismo local y la distribución de actividad económica.

De la misma manera que Waze cambia nuestra relación con la ciudad por permitirnos explorar lugares que nunca antes llegaríamos a conocer, la liberación de datos podría cambiar por completo nuestra relación con Quito.

El error principal que hacen las ciudades al tratar de implementar estrategias digitales es asumir que tienen que crear aplicaciones, sin entender que aplicaciones son un medio a la ciudad inteligente, no el fin.

Eso es porque la administración de aquellas ciudades se enfocan en dar servicios en lugar de facilitar servicios. La creación de aplicaciones puede hacerse a través del sector privado o la ciudadanía geek que tiene buenas intenciones, pero necesitamos acceso a los datos para poder brindar comenzar.

Mientras los gobiernos suelen ser malos en crear aplicaciones (ahem. página SRI, página IESS, etc.), son los únicos que pueden unir los datos e información que necesita la ciudadanía para tomar mejores decisiones. Por eso mi recomendación sería enfocarse en liberar datos y dejar que todos participemos en la construcción de un Quito digital.

3.) Aumentar Inputs

A pesar del avance de tecnología, los gobiernos realmente no han avanzado mucho en su recolección de datos de la ciudadanía. Cada dos días producimos la misma cantidad de información que fue producido en todo el año 2003, pero los gobiernos en general reciben un bit de información cada cuatro años y se supone que eso es suficiente para operar.

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Tenemos ahora las herramientas para ampliar la conversación entre el gobierno y los ciudadanos, y poco a poco vamos descubriendo maneras de conseguir más datos de una forma productiva.

Los gobiernos de Inglaterra y México, por ejemplo, han convocado concursos de “los trámites más inútiles,” para saber cómo ofrecer los servicios gubernamentales de una forma más eficiente y amigable.

Existe una plataforma desarrollada en Argentina (soy peer en el grupo que promueve la plataforma) que se llama Democracia O.S., que permite que los ciudadanos conversen y hasta voten sobre temas municipales o nacionales. Como la plataforma es de código abierto (cualquier persona puede configurar el sistema como quiera), puede ser adaptada a la realidad de cualquier administración o circunscripción.

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Esta práctica de democracia digital tiene sus méritos e defectos (he escrito en inglés sobre el tema aquí) pero lo cierto es que la cultura política no desaparece de día a noche al trasladarse al mundo digital.

Por ejemplo, si una ciudad sufre de una cultura política muy partisana y sesgada, es muy probable que esas divisiones se manifiestan a través de las plataformas que buscan generar debate. No obstante, hay formas de controlar eso, y más importante aún, la oportunidad de invitar participar en un debate también ofrece la oportunidad de fomentar una ciudadanía más informada, lo cual nos ayuda a todos en el largo plazo.

Si no hacemos nada para aumentar la cantidad de información que recibe el gobierno por parte de la ciudadanía, no es porque es imposible: es porque nos falta imaginación/voluntad para hacerlo posible.

Conclusión

Habiendo dicho todo esto, es importante tomar en cuenta que los que vivimos en las redes sociales somos parte de una minoría en la ciudad, y no deberíamos ignorar el hecho de que existimos en una burbuja digital mientras la mayor parte de los quiteños no accedan al internet de forma cotidiana.

Esto no quiere decir que no deberíamos desarrollar infraestructura digital: de hecho, ninguna tecnología ha crecido tanto como el internet, y más o menos para el año 2020 podemos esperar que el celular inteligente es igual de accesible como el celular no-inteligente es ahora (En Ecuador tenemos 115% de penetración de teléfonos celulares). Es mas, cada persona que puede tramitar en línea es una persona menos en la cola, lo cual beneficia a todos.  

Lo que sí deberíamos hacer es tomar en cuenta el desafío de diseño que es hacer que la ciudad inteligente sea accesible y útil para las personas que no vivan en la burbuja digital.

Finalmente, como muchos gobiernos han mostrado a través de los años, no es suficiente tener un concepto brillante: para que sea un éxito, la ejecución de la ciudad digital tiene que ser igual de brillante.

Se necesita personas con la visión/formación correcta para asegurar de que no desperdiciemos millones de dolares en desarrollar aplicaciones que nadie usa, o que la infraestructura digital que creamos hoy no funcione mañana.

Si se logra avanzar con estos tres temas, Mauricio Rodas será recordado como el primer alcalde digital del Ecuador.

Si se falla todos los sabremos: pues Facebook y Twitter estarán llenos de quejas de los ciudadanos, esperando que llegue una administración que les escuche.

 

 

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Para Fortalecer la Democracia, el CNE Necesita una App

por @EcuaMatt

Yasunidos

 

Parece que los Yasunidos no tienen las firmas para convocar una consulta popular sobre el futuro del parque nacional Yasuní.

Me da mucha pena, porque creo que, siendo el Yasuní parte del patrimonio nacional, debe haber un debate más productivo sobre el futuro de uno de los lugares más bio-diversos en el mundo. Mi opinión personal es que lo deberíamos preservar, y he escrito en detalle sobre alternativas para hacer que su preservación sea rentable, pero eso no es el tema que quiero tocar aquí.

Por más que cree la gente que la falta de firmas se debe a una teoría de conspiración, es mucho más probable que la falta de firmas legítimas se debe a que nuestro sistema democrático depende de una tecnología anticuada que es muy vulnerable y poco eficiente: el papel.

Cuando recién vine al Ecuador trabajé como asesor político en la misión de observación electoral de la Unión Europea, lo cual me obligó pasar un cierto tiempo trabajando con el CNE. En ese tiempo vi de cerca cómo funciona el sistema electoral en Ecuador, y basta decir que es sub-óptimo.

En el caso de los Yasunidos, por ejemplo, una firma que sobrepasa la linea puede descalificar una hoja entera de firmas. Es fácil firmar dos o tres veces. Se pide copia de la cédula de los firmantes, lo cual agrega un costo enorme al proceso de recaudar firmas y obstaculiza el ejercicio de democracia por parte de la ciudadanía.

El gobierno de Rafael Correa fue electa con la promesa de una revolución ciudadana, lo cual implica un acercamiento entre el gobierno y la gente. por ende, se esperaría que su gobierno haría lo posible para facilitar la creación de consultas populares.

Todo, en mi opinión, podría resolverse con la creación de una aplicación.

Imaginemos que podrías activar una aplicación del CNE que te permite ver todas las diferentes iniciativas y firmar ese rato electrónicamente.

Si quieres hacer que otra persona firmen, podrías tomar su firma electrónica y a la vez subir la foto de la cédula. Si la base de datos está vinculada con el registro civil, se podría verificar inmediatamente la firma y la huella, y de esa manera los que apoyan la consulta saben exactamente cuántas firmas tienen en casi tiempo real.

Con una aplicación así, ya no habría problemas de firmas duplicadas, de errores en deletrear el nombre, de poner mal la cédula, de fraude con las hojas, etc. De hecho, sería más seguro y más democrático, porque ya no tendría que yo preocuparme de que la firma de otro podría invalidar mi firma.

Habrán los de mala fe que creen que todo es teoría de conspiración y que la CNE no hace porque no quiere, pero es más probable que simplemente falta la capacidad técnica para hacerlo.

No obstante, la apariencia de la falta de objetividad en las instituciones es problemática porque causa entredicho, y mientras más firmas se pierde por error humano, más leña se echa al fuego de los cínicos.

Por eso, se nos urge que las instituciones que nos representan se modernizan para crear más confianza y eliminar los errores humanos y la apariencia de interferencia. La conversación de la eliminación de firmas es una distracción del debate que queremos tener, que es sobre cómo queremos usar nuestros recursos naturales. Si eliminamos las distracciones podemos enfocarnos en el debate, y el que gana es la democracia ecuatoriana.

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Quito Tiene que Crecer P’arriba Para Descongestionarse

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 Mi perrita contempla el diseño urbano en Quito desde el teleférico 

Por @EcuaMatt

No todas las soluciones al tráfico tienen que ver con carros, vías o transporte público.

De hecho, a veces la gente se queja del tráfico y, momentos después, lamenta la distancia que tienen que recorrer para llegar al aeropuerto. Aunque no parecen, los dos temas son 100% vinculados.

Aunque yo también lamento tener que ir hasta Tababela (yo lo hago 2-3 veces al mes) para volar, es mucho mejor que la alternativa.

Primero, el viejo aeropuerto Mariscal Sucre tenía la pista más corta de una ciudad capitalina en el mundo, lo cual en sí representa un riesgo.

Ese riesgo es aún peor cuando tomas en cuenta de que la velocidad absoluta de un avión que aterriza a 2500 metros es mucho más que un avión que aterriza en Guayaquil, por ejemplo.

Es decir que el avión llega a una velocidad más rápida con menos tiempo para frenar.

Si llega un avión con necesidad de hacer un aterrizaje de emergencia, pone en riesgo toda la área urbana alrededor del aeropuerto. Sin decir más, tener el aeropuerto dentro de la ciudad fue un desastre a punto de ocurrir. Sacarle de la ciudad fue la decisión correcta.

Pero más que el peligro, la presencia del aeropuerto en la ciudad limitaba el tamaño de edificio que podemos construir en Quito, y la consecuencia es dispersión urbana. La dispersión es mala por varias razones.

Por un lado, la dispersión hace que la gente tiene que viajar distancias más largas para transitar entre su trabajo y su casa, lo cual causa congestión. Descongestionarnos no es solamente quitar carros de la vía, pero también cortar las distancias de los viajes recorridos y la cantidad de viajes hecho al día.

A la vez, la dispersión causa que el valor de la vivienda suba, porque estamos sacando menos valor de cada terreno.

En la actualidad un terreno de 200 metros cuadrados puede, con un edificio de 12 pisos, tal vez puede sostener a 75 personas. Si logramos duplicar el numero de personas que ocupan ese terreno, el costo para el constructor baja, el costo de servicio para el municipio baja, y el costo para el comprador baja.

El costo no es el único beneficio. Si podemos crear más densidad, podemos crear más oportunidades locales, porque los negocios locales tienen acceso a una masa crítica más grande.

Zonas más densas también se vuelven más peatonales, y eso hace que la gente salga en su carro menos. Si puedes lograr hacer las compras en un lugar cercano, ya no tienes que salir en el carro.

Las zonas más peatonales son más seguras, porque mientras mas ojos tienes en las calles, menos oportunidades tienen los ladrones.

Si al contrario la ciudad dispersa, el costo para el municipio aumenta porque tiene que hacer llegar sus servicios dentro de un territorio mucho más grande. El costo para cada metro cuadrado sube tanto para el municipio como para los constructores, porque la rentabilidad de cada proyecto disminuye bastante.

Mientras la densidad es deseable, tenemos que lograrla de una forma inteligente.

Es necesario, por ejemplo, buscar el equilibrio correcto entre espacio comercial y residencial para permitir que la gente viva más cerca a donde trabaja. También tenemos que proteger líneas de vista para que la Pichincha, en toda su gloria, no desaparezca de nuestra vista ni nuestra imaginación.

A la vez, si construimos edificio más altos tenemos que contemplar la necesidad de empezar a incluir sistemas de calefacción, dado que edificios en el piso 20-30 necesariamente van a hacer más frío.

Con mi papá instalamos en su garaje un sistema de calefacción en el piso, que incluye un tubo conectado a un tanque de agua.

Prendes el tanque y el agua caliente circula por el piso, calentando a todo el espacio. No es solamente económico, es también más ecológico y sería fácil de incluir en la instalación de nuevos edificios.

Como he dicho varias veces en este blog, no hay una solución al tráfico en Quito, ni una varita mágica que nos hará volver a la ciudad que teníamos hace 10 años. Hay varias soluciones que tienen que coincidir para hacer un cambio del largo plazo.

Debido a eso, Quito necesita empezar a pensar como una ciudad grande, y parte de ser una ciudad grande es desarrollar densidad sana y productiva.

Parte de la magia y energía de Nueva York, por ejemplo, viene de su densidad que es producto de ser una isla que tiene límites de crecimiento de espacio muy marcados. New York, por ende, valora cada metro cuadrado que tiene y busca cómo sacar máximo provecho de cada espacio.

Quito, en cambio, ha creciendo bajo la idea de que siempre podemos expandir en el norte y en el sur. Esa expansión, no obstante, solamente sirve para agravar el tráfico.

La gente que ha salido al valle, en cambio, son víctimas de la gente que les sigue. Mientras más gente va a vivir en los valles, más van a sufrir todos los que dependen de carros particulares para transportarse entre su trabajo y su vivienda.

Hay que crecer p’arriba entonces. Gwen Stefani lo ha dicho mejor:

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Lo que el Alcalde no puede cambiar en Quito

Gracias a dios mi amigo español que estuvo de visita había pasado tiempo en Lima y Santiago y no sufrió tanto cuando nos demoramos 20 minutos para avanzar 500 metros.

«Comparado con Lima Quito me parece muy ordenado,» me dijo, aunque es obvio que vamos por la misma ruta que ellos.

La causa de nuestro atraso fue los muchos choferes que deciden meterse en el cruce a pesar de ver que la congestión del otro lado va a prohibir su paso y terminará en causar caos para todos. Como diría enchufetv, típico de vos! 

En menos de un mes vamos a cambiar de administración municipal, y mucha gente ve con entusiasmo la idea de que un nuevo gobierno puede empezar a corregir los errores del pasado.

Aunque extiendo mi buena voluntad y doy el beneficio de la duda a Mauricio Rodas y su equipo, también soy realista, y reconozco que hay cosas que están fuera de su control, como los siguientes: 

1.) Los problemas de congestión vehicular son productos de años de mal diseño vial, y se van a demorar en corregir. Si el gobierno decide priorizar la inversión pública en hacer vías y no crear un modelo de transporte público sostenible, los problemas solamente van a empeorar, y Quito será peor en 4 años. 

2.) Mucha gente lucha con la idea de que Quito es una ciudad grande y que tendrá que aprender a gestionar los tipos de problemas que tienden a afectar a las ciudades grandes. En este caso, el problema queda en las falsas expectativas de ciertas personas que esperan el día cuando Quito se convierta en aldea otra vez.

3.) El gran problema en Quito es solamente los políticos municipales sino las actitudes y comportamientos de los ciudadanos que desencadenan en condiciones que causan sufrimiento mutuo. 

En este tercer punto quiero enfocar.

Por motivos diferentes camino mucho por la ciudad y me topo con choferes agresivos que se convierten en darwinistas totales atrás del volante.

La ley ecuatoriana dicta, por ejemplo, que un peatón caminando por un cruce tiene el derecho, pero esa ley no es respetada por nadie.

Hasta en momentos cuando haya luz roja hay carros que o cruzan ilegalmente o quieren virar sin respetar el deseo del peatón de cruzar también.

La gente ‘buena’ te pita por ejercer tu derecho de cruzar, y la gente mala acelera con el deseo de asustar y castigarte por pensar en movilizarte por un medio sano. No te ven como persona con familia y sentimientos; te ven como un obstáculo que merece morir si le haces demorar 10 segundos en llegar a la próxima luz roja. 

Al asumir el papel de chofer muchos ciudadanos pierden todo respeto para el otro y existen en un vacío moral y ético. Se vuelven egoístas tenaces, completamente despreocupados por el bienestar de otros o el bien colectivo.

A la vez, viven con la actitud de «lo importante es lo que me pase a mí» pero lo absurdo de esta actitud es que en un sistema de transporte no hay diferencia entre el bienestar individual y el bienestar colectivo, porque tú solamente puedes andar al paso que el sistema te permite.

Si decides bloquear tráfico para cruzar la calle, las personas que te imitan van a asegurar de que llegues más tarde.

El sistema entero fracasa si no permitamos el flujo de vehículos determinado por los semáforos. No importa si pones policías en cada esquina a gran costo o si tienes un sistema de semáforos inteligentes. No hay ninguna autoridad con poder suficiente para contrarrestar la voluntad de miles de personas que deciden preocuparse de si mismo y no respetar el bienestar colectivo.  

Es difícil para un gobierno provocar cambios culturales, porque gobiernos gestionan poder desde arriba para abajo, y la cultura es un sistema de gobierno que funciona de abajo para arriba. Tanto China como Egipto han vivido con estados policiales y aún sufrieron por el mal comportamiento de sus choferes. Seguir culpando a los políticos es, al final, evitar nuestra responsabilidad personal.

Entiendo bien por qué lo hacemos: es sobrecogedor tratar de cambiar el comportamiento de un millón de personas uno por uno. Preferimos pensar que el poder de cambiar la ciudad es una autoridad otorgada al alcalde, pero la verdad es que es un poder muy equitativamente distribuido entre todos nosotros. 

No obstante, el cambio comienza con uno mismo, y luego con nuestros seres queridos. Insultar al chofer desconocido es fácil: llamar la atención de tu pariente o pana es difícil.

Al final, hay cosas que las elecciones simplemente nunca van a cambiar. No hacen falta mas policías: hacen falta más espejos para que empecemos a ser, modificando una frase del gobierno anterior, los ciudadanos que queremos. 

 

 

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El plan de movilidad de Rodas no contempla un golpe contra el tráfico

Poco cambiará sobre la administración de la ciudad si no cambiamos la forma de pensar sobre cómo administrar la ciudad 

En este espacio trato de enfocarme en temas técnicos sobre la movilidad y alejarme de los temas políticos.

Digo así porque al final me importa menos quién sea el alcalde y me importa más ver que avanzamos hacia una ciudad mejor. Además, al nivel municipal me parece que la ideología de derecha o izquierda es menos útil, porque construir una ciudad vibrante requiere de una visión técnica sobre cómo funcionan los complejos ecosistemas que son ciudades. La ideología que para mí es anticipar la respuesta antes de entender el problema, y simplemente no funciona bien en el ámbito de diseño urbano. No hay puentes socialistas ni carreteras conservadores. Solamente hay obras que mejoran la calidad de vida o lo empeoran.

No obstante, siento la necesidad de llamar la atención a un fallo lógico que veo mucho en las vísperas de las elecciones municipales: estar desilusionado con el tráfico, y votar por Rodas como resultado, es votar en contra del tráfico. ¿será verdad? Desde el punto de vista técnico, la plataforma de Rodas simplemente no cuenta con propuestas que nos llevan al fin de la pesadilla de movilidad. Más bien, sus propuestas la aumentan. 

Antes de explicar por qué digo así, primero quiero aclarar que esto no debe interpretarse como un respaldo al alcalde actual, ni como un intento de descalificar a Rodas como persona. No soy militante de PAIS ni ningún otro partido político. Para mí, ninguno de los candidatos ofrece impulsar la transformación necesaria que tanto necesita la ciudad.

Segundo, no tengo nada en contra de Mauricio Rodas como persona. De hecho,  su oferta como candidato a la presidencia era más creíble que su oferta como candidato a la alcaldía, porque era obvio que estaba hablando de temas que conoce más al fondo. Administrar un país es muy distinto que administrar una ciudad: son dos animales muy distintos.

Es más, era claro que Rodas hubiera preferido no ser candidato a la alcaldía, pero el rechazo de Estaban Paz y la mala respuesta del pueblo frente a la candidatura de Antonio Ricaurte le dejó con pocas opciones para mantener su relevancia política.

La elección por lo menos sirve para que la gente se familiarice con él, así que cualquier derrota no es para nada una pérdida, es una inversión en su marca personal política. Dado la falta de otros candidatos con apoyo serio, su intervención es una contribución al debate y es bienvenido. A nadie le sirve una elección que es una coronación.  Finalmente, postularse frente a la maquinaria mediática que es la Lista #35 debe ser reconocido como admirable.

Lo que no me ha gustado de la campaña de Rodas es cómo él, siendo experto en políticas públicas (de hecho, fuera de eso tiene poca experiencia administrativa), ha ofrecido todo a todos sin presentar un plan comprehensivo. De hecho, si lees su carta en GKillCity, hay mucha retórica sobre su aspiración de cómo quiere que su gobierno sea, pero poco sobre cómo pretende hacer. Si buenas intenciones fueron suficientes para gobernar bien, Venezuela sería el país mejor administrado de todos. Se necesita más que aspiración: se necesita un plan.

Por ejemplo, Al preguntarle directamente en Twitter sobre cómo van a financiar todo lo que propone, la persona que maneja su cuenta me me dijo, que «Lamentablemente no siempre hay tiempo para detallar toda una propuesta

En mí opinión pensar en costos antes de anunciar planes es lógico. Caso contrario ¿cómo sabemos que no nos está engañando?

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Pero regresando a mi tesis principal, quiero subrayar que el candidato Rodas, a pesar de ser el candidato de la oposición, no ofrece ninguna solución a la congestión vehicular porque su propuesta no contempla romper la dependencia que tenemos del auto particular.

Aunque habla de la necesidad de fortalecer el transporte público (su plan vial aquí), sigue siendo una idea tardía en su discurso. Veamos, por ejemplo, pasado el minuto 6 en este video:

Aquí hay algunas expresiones del candidato:

«Vamos a impulsar una re-ingenería vial. vamos a crear ejes exprés […]. Vamos a facilitar el acceso a la ciudad de los valles. Vamos a construir la segunda etapa del túnel Guayasamín. Vamos a crear un sistema de intercambiadores, de tuneles. pasos elevados. vamos a impulsar un sistema vial moderno a través de lo cual el tráfico fluya. de manera ágil, de manera eficiente.» 

Todo esto suena muy bien: son adjetivos bien escogidos, y pareciera ser una solución excelente si es que no tomas en cuenta que Quito cuenta con todas las cosas que Mauricio Rodas propone y aún estamos ahogándonos en el tráfico. Hay que ignorar lo que existe para poder imaginar que hacerlo otra vez va a producir resultados diferentes.

Tenemos túneles a los valles que tienen que volverse uni-dirrecional dos veces al día porque ya están desgastados. ¿por qué será que el nuevo túnel guayasamín no se va a llenar como el actual?

Tenemos intercambiadores en varias partes de la ciudad donde el tráfico no mueve en horas picos.

Tenemos pasos desniveles en el 10 de Agosto que están estancados durante todas las horas laborales.

Todas aquellas obras fueron creadas para aliviar el tráfico, pero terminaron siendo plata desperdiciada poco después de su construcción.

Construir vías es extremadamente carro, y para escucharle a Rodas uno pensaría que estaríamos al punto de invertir miles de millones de dólares. La primera pregunta es ¿de dónde viene esa inversión si Rodas propone cortar los impuestos? Yo no sé, y parece que él tampoco.

Lo que Rodas propone, entonces, no es un sistema vial moderno: es justamente un sistema vial anticuado, que va en contra el todo lo que están haciendo las ciudades líderes de Europea y Norte América en el tema de transporte vial.

Ningún arquitecto urbano de credibilidad diría que lo único que falta a Quito son más vías. Aquella fue la idea de los años 60-70-80, pero mientras más ciudades llegan a su punto de inflexión con el tráfico, más evidencia tenemos que la vía no es la inversión óptima.

El error de logica de Rodas, que me parece algo fundamental que un candidato a la alcaldía entienda, es que asume el problema es que no hay suficiente oferta de vías para satisfacer la demanda de carros.

El error aquí es que la demanda no es estático sino crece exponencialmente. Ahora 27% de los quiteños se transportan en carros. Si en diez años se duplica a 54% tendríamos que duplicar el número de vías en la ciudad solo para mantenernos igual de ahogados como estamos ahora.  ¿tenemos espacio para duplicar el numero de vías en Quito? Tal vez sí, pero tendríamos que bloquear acceso al sol, porque de aquí solo podemos construir pa’arriba.

Lo que quiero decir es que mientras el Alcalde Rodas va construyendo más vías, más sube la demanda para las vías. De hecho, al construir más vías, Rodas está creando la demanda contra que pretende luchar. Es luchar contra la fiebre sin tocar la causa de la enfermedad.

De la misma manera que Rodas no entiende cómo funciona la oferta y demanda de vías, tampoco lo entiende para ciclovías. En su plataforma ofrece construir ciclovías donde hay demanda de ciclistas. Parece lógico, pero hay que ignorar algo muy obvio: la falta de seguridad para el ciclista, que estanca la demanda.

Los días domingos hay 50,000 ciclistas que salen para aprovechar del ciclo-paseo, lo cual quiere decir que, cuando hay las condiciones seguras, hay alta demanda para ciclovías. Obviamente muchas de las personas que salen los domingos en sus bicis no van a poder transitar por la ciudad durante los días laborales; no obstante, es imposible negar que, al crear más ciclovías se genera más ciclistas y se disminuye el numero de vehículos particulares que causan congestión. Como dice el arquitecto urbano Charles Montgomery, «Si construyes más vías consigues más carros. Si construyes más ciclovías consigues más ciclistas. Si construyes más veredas consigues más peatones.»

Sería justo en este momento preguntarme que propongo si no quiero más vías.

¿dejamos a que los quiteños pierdan horas y horas de su día en el tráfico? ¿Metamos a todos el el trolebus como sardines? No, para nada.

Escribir todas mis ideas sobre este tema podría ocupar un libro entero, pero pongo algunas para no ser la persona que critica sin ofrecer soluciones:

– Actualmente ese 27% de de personas que usan carros particulares para transportarse ocupa 90% del espacio vial. Es decir que el modo menos eficiente de transporte ocupa la mayor parte del espacio y consume la mayor cantidad de recursos.

Si queremos mejorar la eficiencia de la movilidad en Quito, corregir ese balance es principal, lo cual significa invertir mucho menos en vías (la inversión menos eficiente) y invertir mucho más en sistemas de transporte público (la inversión más eficiente).

– Para lograr eso, necesitamos varios sistemas integrados y sobrepuestos que satisfacen las diferentes necesidades de los quiteños.

– Estoy de acuerdo con Rodas, por ejemplo, que necesitamos una expansión y integración de los sistemas actuales como el trolebus y el metrovía. No obstante, eso en sí no va a aliviar el tráfico mucho.

La ubicuidad de estos sistemas es clave, y los carriles exclusivos ofrecen el incentivo de llegar más rápido usando el transporte público. Tienen que ser cómodos y seguros, pero el usuario también tiene que aceptar que el uso de tales sistemas va a aumentar en horas picos (tal como en Nueva York, Londres, Madrid, etc). Si no hay masa crítica en las horas picas, el sistema es un fracaso.

Tenemos que encontrar el financiamiento correcto para acelerar la construcción de la red de transporte público. Actualmente el costo de la vía no es pagada por el chofer, sino es subsidiado por todos, incluyendo los que no tienen carros. Los que usan el sistema de transporte público están ayudando al carro particular por crearle más espacio y facilitar su viaje. El dueño del carro particular debe contribuir al transporte público, porque al final él beneficia  directamente de su éxito.

– En los barrios lejanos no hace falta teleféricos que representan inversiones fuertes, sino una red de vans que circulan en aquellas zonas con frecuencia y son integradas con los otros sistemas de transporte público.

– Una red de ciclovías que permite es necesario. No digo que hay que haber ciclovías en todas las calles, sino tiene que haber una red amplia para que el ciclista pueda llegar a todo lado. La bicicleta es el modo más eficiente que tenemos, y los que salen en bicicleta en lugar de carro hacen un gran favor a todos nosotros. Luchar contra la bici es quejarse de que no te gusta el balde que usa el marinero para achicar el agua del barco. En lugar de amenazar al ciclista, deberíamos celebrarlo.  (para leer más sobre cómo funciona el ciclismo en Quito, vean aquí)

– Aumentar la densidad en la ciudad por construir edificios más altos, manteniendo las lineas de vista hacia las montañas para no perder la belleza de nuestros alrededores. Promover la dispersión urbana también causa congestión por obligar más viajes que son más largos. Densidad bien planeada es el objetivo de las ciudades líderes del mundo. Por el momento, Rodas no tiene ningún plan para incentivar a las personas a quedarse en la ciudad en lugar de alejarse.

– Fomentar el concepto de urbanizaciones inclusivas a través  del uso eficiente del suelo, promoviendo que los barrios tengan una buena mezcla de uso residencial y comercial para que puedan satisfacer las necesidades básicas de sus habitantes sin que tengan que movilizarse en auto privado.

– Promover la ‘caminabilidad’ dentro de esos barrios es necesario para que la gente no tenga que subir al carro para comprarse la leche, y para promover el ejercicio físico no como una rutina aparte de la vida cotidiana, sino como un componente fundamental en nuestra existencia, como exigen nuestros cuerpos. No podemos desvincular el diseño de la ciudad de los problemas de salud que surgen como resultado de la dependencia del auto.

Creación de líneas de transito rápido de los valles a la ciudad para desincentivar la entrada del carro particular. Si hacen nuevos túneles, deben ser exclusivamente para transporte público.

– Creación de parqueaderos en las afueras y entradas de la ciudad con conexión al sistema de transporte público para desincentivar la entrada a la ciudad de carros particulares.

– Creación de más zonas 100% peatonales para estimular más compra local y más actividad nocturna. En la ciudad del carro particular, el volumen de clientes depende del tamaño del parqueadero de la empresa. Mientras más caminable la ciudad, más benefician empresas locales y la economía local.

– Seguir con el proyecto del metro para establecer vínculos más fuertes entre el norte y sur y permitir la expansión de zonas de comercio hacia áreas de la ciudad que han sido tradicionalmente ignoradas. Hay alternativas al metro, pero viene al costo de menos espacio para los carros privados. No estoy en contra de re-pensar el metro, siempre y cuando no nos quedemos en la discusión sin jamás llegar a una decisión.

Estas son algunas ideas, pero admito que hay expertos con más conocimiento que yo (como él, él, él, y él) ecuatorianos que me imagino que estarían más que dispuestos a prestar sus ideas a quien sea el alcalde. Aquellas voces ya están gritando; solo faltan quienes les escuchen.

Quiero aclarar: yo soy igual de exasperado con el tráfico, pero no pretendo que es el producto exclusivo de la actual administración.

Más bien, la congestión que hoy vivimos es el fruto de 40 años de administración que no solamente falló en anticipar que la demanda de autos iba a superar la oferta de vías, sino que ayudó diseñar una ciudad cuya única conclusión iba a ser la realidad en la que vivimos. Han sido muy corto-plazistas. Todos.

Corregir eso no se puede hacer en 4 años, sobre todo porque muchos defienden hasta la muerte su «derecho» de usar su carro, sin darse cuenta de que su actitud es justamente lo que agrava al tráfico. Vamos a demorar varios años en corregir los errores del pasado, y mientras más discutimos ideas descartadas por ciudades que si han logrado disminuir el tráfico,  más tiempo desperdiciamos. 

Quito nunca va a volver a ser la ciudad que era hace 20 años, y insistir en que unos puentecitos es todo lo que nos falta significa negar la realidad y posponer la transformación que tanto necesitamos. Las cosas si pueden empeorar: pregunten a los ciudadanos de Bogotá, Lima, Sao Paulo o la ciudad de México. Pueden empeorar mucho.

Los defensores del carro particular seguramente me insultarán por estas palabras, pero insisto: la historia de Quito y los ejemplos del mundo demuestra que aquellas personas son parte del problema y no la solución. Saben reaccionar, pero no saben contemplar ni proponer. No hay que tapar el sol con el dedo: Quito no es la primera ciudad que ha intentado descongestionarse. No saber es una cosa, ignorar por miedo de ver, por miedo de cambiar, y por miedo de decir verdades inconvenientes, es otra. La política guiada por bilis no termina en debate productivo.

Reitero: no sueño en un Quito en que el carro sea prohibido, sino en un Quito en que el carro sea opcional en el peor de los casos y obsoleto en el mejor de los casos.

Sueño en un Quito en que es más fácil transitar sin carro que transitar con carro. Sueño en todos los beneficios que vienen con menos carros, menos congestión, menos contaminación, y menos enfermedades. Sueño en un Quito que sea el mejor lugar en América Latina donde formar una familia. Donde empresas quieren poner sus bases, donde turistas circulan debido a su facilidad, donde el buen vivir no es eslogan sino una realidad. 

No tengo todas las soluciones a los problemas de la congestión, pero estoy seguro de que Mauricio Rodas tampoco las tiene, porque en su propuesta falta mención de las decisiones difíciles que vamos a tener que tomar, a pesar de su oferta de ‘nuevo liderazgo’. Por ignorar toda la literatura, todas las enseñanzas, toda la evidencia, todo el campo de arquitectura urbana, Rodas ofrece más de lo que ya tenemos, y por eso digo que votar por él pensando que uno está dando un golpe al tráfico es simplemente incorrecto. Como dice mi amigo Lucho Córdoba, «el desafío no es cambiar de administración, sino cambiar de forma de pensar de la administración».

Pero si gana Rodas, lo voy a apoyar, porque Quito no puede desperdiciar más tiempo en peleas personales (ojo Correa <-> Nebot) al costo del avance de la ciudad. El tema de calidad de vida es demasiado importante para dejar que tonteras ideológicas nos nieguen la administración y coherencia que tanto merecemos.

Dar golpe al tráfico entonces no se logra por votar diferente, tenemos que pensar diferente. Sin ese paso, el tráfico es nuestra realidad de hoy y será nuestro destino.

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