Ciudades Inteligentes II: ¿Cómo podemos empoderar a la ciudadanía para resolver sus propios problemas?

panecilloEscrito por Matthew Carpenter-Arévalo @EcuaMatt

Foto por @EcuaMatt

Redacción por Andrés Obando @AndresObro

Hay un mito africano de un pueblo anterior a la época de gobiernos que se despierta un día y encuentra que un árbol gigante había caído la noche anterior. Los moradores del pueblo se juntan para que cada uno corte parte del árbol para recuperar el acceso a la vía.

Años después el mismo pueblo se encuentra con los servicios del gobierno, y otra vez cae un árbol grande. Nadie hace nada durante dos días hasta que lleguen los trabajadores del gobierno a quitar el árbol.

Esta historia ya lo había escuchado cuando era niño y cuando me la recordaba como adulto,  no me gustó. Me parecía la típica historia que simplifica algo muy complicado. Es como por ejemplo, hablamos de la necesidad de enseñar a pescar. Si hay pueblos que viven en pobreza durante siglos, no es enseñanza lo que falta: necesitan palos pues!

No obstante, volví a contemplar esta anécdota cuando ví el impacto de la Web 2.0. Para los que no saben Web 1.0 se define como los primeros pasos del internet en que había una distinción clara entre la persona que produce la información y la persona que lo consume. Luego vino la Web 2.0 y esas distinciones desaparecen.

En la época de medios sociales cada persona es un editor y productor de información, y es al mismo tiempo un canal de distribución. Cuando se aplica la lógica de Web 2.0 a los servicios de gobierno, entonces, se ve un mundo más parecido al pueblo africano antes de que llegue el gobierno. No es que el gobierno desaparece; más bien, el gobierno empodera a la ciudadanía para ayudar a resolver sus propios problemas a través de la provisión de información que los ciudadanos hacen útil.

Les doy un ejemplo; imaginemos que la ciudad de Quito da acceso libre a su base de datos de delincuencia.  ¿Qué podemos hacer con esa información? Si la base incluye lugar, fecha, tiempo, y tipo de crimen, con la ayuda de algunos hackers podríamos armar rápidamente un mapa de calor que visualiza la delincuencia en la ciudad. Con esta información podríamos enterarnos que por ejemplo, el secuestro exprés es más común en la Av. Gonzalez Suarez entre las 9 y 12 horas de los días viernes, sábado, o lunes, o podríamos ver que hay una banda de delincuentes robando carros en el barrio de Monteserrin y funcionan los días hábiles entre las 3 y 5 de la tarde.

Con esa información podemos hacer 3 cosas:

1.) Habría que informar a la policía para aumentar su presencia y optimizar su desempeño. En una ciudad como la nuestra que sufre de delincuencia, la demanda para el tiempo del policía supera la oferta de tal tiempo.  Si es que podemos posicionarlos mejor usando un sistema inteligente, mejor estaríamos todos.

2.) Podemos evitar esos lugares. Podemos hasta crear una aplicación que te manda mensajes cuando estás en un lugar de alto peligro durante un tiempo de alto peligro.

3.) Podemos como ciudadanos volver a tomar esas áreas. Sabemos que los lugares más seguros en una ciudad siempre son los lugares que tienen más densidad y circulación de gente durante horas distintas del día. Por eso, por ejemplo, la zona de República del Salvador es muy segura durante el día pero peligrosa de noche. La falta de diversidad de actividad económica hace que las calles vibrantes del día se vuelvan desiertos de noche.

Si quisiéramos hacerlas más seguros, entonces, sería de organizar a los moradores del distrito en una especie de comunidad de seguridad. Aumentando la presencia de personas en el área complica el trabajo del ladrón que depende de tiempo y anonimato para realizar su fechoría.

Este sistema sería posible si tuviéramos un API con la información de las bases de datos. Un API es como una manguera que contiene información. Una vez conectada a un programa que sabe leerlo, esa información puede ser presentada de diferentes maneras. En otras palabras es como una fábrica de información que produce un producto para diferentes negocios, y esos negocios ponen su propia marca para volverlo a vender. En el caso del API, es el programador que encuentra maneras diferentes de presentar la misma información.

Sin lugar a duda hay alguien que está leyendo o pensando, “pero el gobierno debe ya hacer una aplicación que contiene un mapa de delincuencia.”  Aunque la respuesta es, “sí se debe,” la pregunta es “¿si se puede?”.

Un gobierno no es nada más ni nada menos que la suma de su capital humano. Si el conocimiento para hacer lo que describo aquí no reside en el gobierno pues no se va a hacer.

Además, un gobierno tiene prioridades limitadas que muchas veces corresponden a lo que fue prometido en las elecciones. Herramientas útiles a veces sólo encuentran su utilidad una vez que están hechas.

Finalmente, para que el gobierno produzca herramientas útiles tiene que haber competencia. De la misma manera que había Friendster, Hi5, MySpace, etc., antes de que Facebook tenga éxito, los servicios tienen que pasar por un proceso de innovación para encontrar viralidad y apoyo popular, y ese proceso requiere de fracasos para producir un ganador.

La mejor manera de alcanzarlo, entonces, es empoderar a la ciudadanía y a las personas más apasionadas/inteligentes ayudarles en crear servicios útiles a costos mínimos. Es decir que teniendo mucho ciudadanos haciendo poco en lugar de poco burócratas haciendo mucho puede mejorar la capacidad del gobierno de entregar los servicios que necesitamos y queremos.

El gobierno, al final del día, es una extensión del pueblo. Aunque nos gusta pensar que el gobierno es formado por otra especie de ser humano, al final es una muestra de la sociedad en que vivimos. Si queremos menos delincuencia, mejor transporte público, mejor salud y menos corrupción tenemos que colaborar todos y hacer borrosa la diferencia entre gobierno y ciudadano, y tal vez a través de los medios de la Web 2.0 por fin tendremos los instrumentos para hacerlo.

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Acerca de Matthew Carpenter-Arevalo

A former Google and Twitter manager, Matthew Carpenter-Arévalo is the founder and CEO of Céntrico Digital, a managed marketing services company.
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