¿Es hora de que Quito cambie de Alcalde?

Escrito por Matthew Carpenter-Arévalo @EcuaMatt

Si prestas atención a las redes sociales, tendrás la sensación de que el Alcalde de Quito, Augusto Barrera, es un represente profundamente detestado por los habitantes de Quito.

Sin embargo, si prestas atención a las encuestas, se nota que Barrera goza de alta popularidad, y que hay una brecha fuerte entre los ciudadanos que tienen acceso al internet y los que no tienen.

Es decir que, en general, el apoyo al alcalde refleja las desigualdades de clase que son prevalentes en la ciudad. Dado que Barrera en general no utiliza el mismo discurso polémico prevalente en las intervenciones del Presidente Correa, diría que una gran parte del apoyo que recibe el alcalde se genera de donde él ha decidido enfocar sus obras y atención.

Antes de dirigirme a ese punto (será tema de otro post) quiero señalar que si somos honestos reconocemos que es difícil juzgar la calidad de un alcalde durante su primer mandato. Las obras que se hace al nivel municipal muchas veces se demoran años en hacer. Es decir que no se ve las soluciones a los problemas que hereda un alcalde hasta después de terminar el primer mandato o su salida.

En determinar entonces si necesitamos un nuevo alcalde, quisiera poner mi opinión propia a un lado y examinar el discurso que genera el debate.

El problema principal que veo es la actitud de “votemos por cualquier menos él,” actitud bastante común tanto en la clase política como en la ciudadanía.

Para mí esa actitud refleja una cierta inmadurez política, porque prioriza la falta de reforma antes de la reforma, y para mí tener un alcalde escogido por su promesa de hacer nada no conviene a la ciudad: simplemente son 4 años perdidos.

Como una persona no muy ideológico, creo que Quito necesita reforma de la izquierda y de la derecha, y prefiero ver un lado avanzar que quedarnos suspendidos en el aire.

Cuando esa actitud se extiende a la clase política, encontramos candidatos cuya promesa es hacer todo el contrario a lo que promete su oponente.

Aunque puede funcionar como estrategia electoral cuando el oponente es sumamente impopular (vale la pena reconocer la oposición nacional lo ha intentado durante 7 años sin éxito), no sirve como estrategia para gobernar.

Una vez que la oposición toma las riendas del poder, pierde su norte, su punto de referencia, y ya no sabe qué hacer.

Al encontrarse en la situación desafortunada de tener que tomar decisiones, la oposición hecha oficialismo encuentra que su base de apoyo le abandona, y que otros utilizan la misma estrategia en su contra. El ciclo continúa, y el agresor muere por su propia espada.

Los años previos a la ola de PAIS demuestran evidencia de que pasa cuando se elige candidatos no basados en sus planes sino en quienes no son. Durante esos años llegar a la segunda vuelta con Noboa era garantizarse la presidencia, y al final no nos fue bien.

En las vísperas de las próximas elecciones municipales se habla de candidatos que no son Barrera, pero hasta ahora no he visto ningún propósito ni ningún plan.

Lo único que sé del candidato opositor Antonio Ricaurte es que él ama a Quito, lo cual me parece rudimentario como eslogan electoral, dado que debe ser el criterio principal para un candidato. La primera pregunta en el formulario de postulación debe decir: “¿Amas a Quito? Sí/No/A Veces”. Siguiente Pregunta.

El otro candidato que se menciona es Mauricio Rodas que conocemos porque se lanzó a la presidencia con un movimiento que, como dijo EL COMERCIO, “no SUMA sino resta.”

Mientras no tengo nada en contra de Rodas, tampoco entiendo sus calificaciones para el puesto,  más allá de que es Quiteño y se ha lanzado para otra cosa. Según esos criterios el cholito también debe ser tomado en cuenta.

Rodas, por su parte, se niega tener interés en la alcaldía, por ahora. Siendo un chico ambicioso, tal vez cambia de opinión si ve a la alcaldía como plataforma para lanzar su carrera política nacional. Además, era figura desconocida antes de lanzar SUMA. Ejercer oficio le harían bien.

Antes de comenzar la conversación si necesitamos un nuevo alcalde, entonces, quisiera rogar que podríamos plantear la pregunta no en personalidades sino en temas y propuestas.

Para mí la gobernanza municipal es más importante que la gobernanza nacional, porque mi vida cotidiana es facilitada/prohibida por la manera en que interactúo con Quito. Analicemos qué es lo mejor para nuestra ciudad, y liberémonos de la política mediática. Solo desarrollaremos la política si  nos desarrollamos a nosotros.

Haciendo así tal vez podemos cambiar más que personalidades y cambiar rumbos para poder lograr la ciudad que más queremos (para robar un dicho), la ciudad que cumple con su deber, que llega a su potencial, y que mejora la calidad de vida de todos sus ciudadanos.

No sé si es hora de cambiar de alcalde, pero si es hora de cambiar de debate.

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Acerca de Matthew Carpenter-Arevalo

A former Google and Twitter manager, Matthew Carpenter-Arévalo is the founder and CEO of Céntrico Digital, a managed marketing services company.
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