Tráfico de Quito: Parte II: Para mejorar el tráfico necesitamos menos vías.

Escrito por Matthew Carpenter-Arévalo @EcuaMatt

Redacción por Andrés Obando @AndresObro

Poco después del cierre del viejo aeropuerto leí una carta al editor en El Comercio reclamando al alcalde por convertirlo en parque y no en vías. Cómo dice el verso más corto de la biblia, “Jesús lloró.”

Adémas de no reconocer que los parques son la salvación de nuestra ciudad, que de otra manera se convertiría en una selva de cemento, el argumento del autor de la carta representa una comprensión común pero errónea sobre la fórmula de demanda y oferta en movilización.

Según el autor, si hay mucha demanda de vías, necesitamos más oferta. Una vez que tenemos más oferta, es decir más vías, todos podremos manejar más tranquilamente.

Mientras hay mercados que funcionan así, el tráfico es un mercado peculiar cuyo funcionamiento es contra-intuitivo. Con el tráfico, mientras más vías haces (es decir, más oferta), más demanda creas porque facilitas que más gente salga en su auto.

Lo que esto quiere decir es que mientras más vías hacemos más congestión habrá. Por eso en muchas ciudades en Europa las vías que llegan a su capacidad límite son convertidos en calles peatonales. Cuando es más rápido caminar que manejar pues la sociedad es mejor servida por vías peatonales.

Por el momento solamente el 27% de los quiteños circulan en auto, con una ocupación promedia de 1.3 personas. Es decir que si lograríamos subir la ocupación promedia a 2.3 personas tendríamos la mitad de los autos en la vía de lo que tenemos hoy, cortando hasta 50% el tiempo promedio que se demora en llegar de un punto al otro (obviamente el tiempo es regulado por el límite de velocidad, aunque esos límites son solamente sugerencias para algunos).

Aunque iniciativas para promover el compartir de vehículos podría ayudar algo, el problema es que la cantidad de vehículos disponibles sigue creciendo, y cualquier solución de esta forma es simplemente como tapar una cascada con el dedo.

Por un lado el país sufre de un buen problema: es el crecimiento económico y la expansión de la clase media, la redistribución agresiva de ingresos, y la eventual caída de precios de autos,etc.,  hacen que cada día haya más personas cuya movilización social se representa por la movilización personalizada.  Hasta un ejecutivo de una concesionaria de autos chinos aquí en el Ecuador me dijo, “nuestro sueño es que cada empleada doméstica pueda comprar un carro nuestro.” Dado el tamaño del mercado de escala que tienen domésticamente en China, no duden de que sea una posibilidad.

Ayer dije que deberíamos castigar a todos los alcaldes de los últimos cuarenta años por el estado del tráfico de hoy, y lo digo así porque el problema que sufrimos hoy era previsible pero decidieron invertir en más vías, es decir el lado de oferta, en lugar de pensar proactivamente como controlar el lado de demanda.

Los primeros estudios para hacer un metro en Quito se entregaron en el año 1976 al entonces alcalde Sixto Durán Ballén. Si hubieramos aprovechado del boom petrolero para hacer un metro en ese entonces, imaginate que tan diferente sería nuestros viajes a la oficina de hoy!

Al fin y al cabo el problema del tráfico, a pesar de ser más un problema de los privilegiados que tienen auto propio, sí es un problema grave para la ciudad y no podemos esperar a que el libre mercado lo resuelva. El tiempo gastado en el auto tiene un impacto negativo en nuestra salud mental como física, y atenta contra la productividad en nuestras ciudades. En una economía dolarizada que quiere volverse una economía de conocimiento, los aumentos de productividad y eficiencia debe subrayar toda nuestra política pública.

La única solución, entonces, es ir hacia el modelo expresado por el ex-alcalde de Bogotá Enrique Peñalosa: “una ciudad avanzada no es la que los pobres pueden moverse en carro, sino una en la que incluso los ricos utilizan el transporte público.”

Mañana hablaremos de eso.

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Tráfico de Quito: Parte I: ¿Quién tiene la culpa? ¿Serás vos?

Escrito por Matthew Carpenter-Arévalo @EcuaMatt

Redacción por Andrés Obando @AndresObro

Si podríamos convertir toda la energía que se gasta en putear al pobre alcalde sobre el tráfico de Quito, ya no sería necesario explotar al Yasuní porque tanta energía nos sobraría.

Dado que la tecnología para extraer energía útil de puteadas aún no existe, propongo que nos paremos en fila a todos los alcaldes de Quito de los últimos 40 años que siguen vivos,  incluyendo el amado dueño de mi querida Liga de Quito, y les damos una palmadita en las nalgas a cada uno (por más cruel que sea, es mejor que el castigo que se aplica a los alcaldes de Guayaquil).

Digo así porque los problemas de hoy son justamente el resultado de la mala planificación de ayer y la cultura de hacer políticas públicas retroactivamente. No hay ni un alcalde que se salva de este análisis.

Por más que les complace a algunos pensar que el alcalde de la lista 35 tiene la culpa de que no pueden llegar rápidamente a su casa, si somos honestos distribuiremos bien la culpa a todos los anteriores alcaldes de Quito también, porque el costo de tu tiempo de hoy corresponde a la oportunidad mal aprovechada de ayer. La infraestructura vial y el transporte público no son sistemas que se crean en 3 años. Si son malos tenemos que buscar más allá del fin de nuestras narices para buscar su origen.

Una vez satisfechos que hemos logrado expresar bien nuestro malestar a los alcaldes, viene el momento en que nos tenemos que ver en el espejo y aceptar nuestra responsabilidad.

Si vivimos muy lejos de donde trabajamos, tenemos parte de la culpa.

Si andamos solos en el auto durante las horas pico, también somos parte del problema.

Si manejamos rápido y mal, si faltamos respeto al peatón y al ciclista, si entramos en el cruce cuando la luz está por hacerse rojo también somos parte del problema.

Si manejamos con una actitud egoísta, sin lograr conectar cómo nuestras acciones al nivel micro causan problemas al nivel macro, pues somos parte del problema.

El mal estado de movilización tiene dos lados: un lado es estructural y el otro lado es cultural. El lado estructural será tema de este blog durante los siguientes días.

El lado cultural nos corresponde a cada uno porque mientras más malos sean los problemas estructurales, nosotros que vivimos en Quito hacemos que el problema sea mucho peor.

Por ejemplo, el hecho de que la movilización requiere de tantos policías municipales para hacer cumplir con la ley es un gasto enorme.

El hecho de que haya tantos que manejan sin consideración para otros, y nadie, incluyendo sus familiares y amigos, les dice nada, empeora la situación.

Por hacer más peligrosas las vías para peatones y ciclistas estamos desanimando a gente que prefiere no tomar su carro.

Es decir que cada vez que amenazas la vida de un ciclista le estás diciendo que debe volver a subirse en su carro, lo cual causa más congestión.

A pesar de que todos estaríamos mejor si habrían miles de ciclistas más y miles de carros menos, no logramos ver que el esfuerzo mínimo que requiere respetar al ciclista se duplica por todos los choferes que hay. Mientras más fácil hacemos la movilización de los ciclistas, más rápido llegan los choferes a sus casas.

No quiero ser demasiado pesimista en analizar el tema, pero cuando hablo con gente sobre el tráfico en Quito me parece que la única manera que vamos a poder tener una conversación seria sobre posibles soluciones es aceptar la necesidad de que cada uno de nosotros, sin la aplicación de castigos y sanciones,  tenemos que responsabilizarnos por nuestras contribuciones al problema y mejorar nuestro comportamiento vial.

Comienzo entonces: yo quiero que el problema de la congestión en Quito se mejore. Yo también reconozco que soy parte del problema. Ya establecida la culpa hablemos de soluciones.

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Viernes en Inglés: Does Google Need a Currency?

Viernes en Inglés: Does Google Need a Currency?

La próxima semana quiero dedicar espacio aquí a la necesidad de tener pagos en linea y pagos móviles en el Ecuador. Para comenzar la conversación entonces les dejo un artículo que publiqué en TheNextWeb.Com sobre la idea de que Google lance su propia moneda. Saludos y buen fin de semana a todos. 

http://thenextweb.com/google/2012/08/12/does-google-need-currency/?fromcat=all

 

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Ciudades Inteligentes II: ¿Cómo podemos empoderar a la ciudadanía para resolver sus propios problemas?

panecilloEscrito por Matthew Carpenter-Arévalo @EcuaMatt

Foto por @EcuaMatt

Redacción por Andrés Obando @AndresObro

Hay un mito africano de un pueblo anterior a la época de gobiernos que se despierta un día y encuentra que un árbol gigante había caído la noche anterior. Los moradores del pueblo se juntan para que cada uno corte parte del árbol para recuperar el acceso a la vía.

Años después el mismo pueblo se encuentra con los servicios del gobierno, y otra vez cae un árbol grande. Nadie hace nada durante dos días hasta que lleguen los trabajadores del gobierno a quitar el árbol.

Esta historia ya lo había escuchado cuando era niño y cuando me la recordaba como adulto,  no me gustó. Me parecía la típica historia que simplifica algo muy complicado. Es como por ejemplo, hablamos de la necesidad de enseñar a pescar. Si hay pueblos que viven en pobreza durante siglos, no es enseñanza lo que falta: necesitan palos pues!

No obstante, volví a contemplar esta anécdota cuando ví el impacto de la Web 2.0. Para los que no saben Web 1.0 se define como los primeros pasos del internet en que había una distinción clara entre la persona que produce la información y la persona que lo consume. Luego vino la Web 2.0 y esas distinciones desaparecen.

En la época de medios sociales cada persona es un editor y productor de información, y es al mismo tiempo un canal de distribución. Cuando se aplica la lógica de Web 2.0 a los servicios de gobierno, entonces, se ve un mundo más parecido al pueblo africano antes de que llegue el gobierno. No es que el gobierno desaparece; más bien, el gobierno empodera a la ciudadanía para ayudar a resolver sus propios problemas a través de la provisión de información que los ciudadanos hacen útil.

Les doy un ejemplo; imaginemos que la ciudad de Quito da acceso libre a su base de datos de delincuencia.  ¿Qué podemos hacer con esa información? Si la base incluye lugar, fecha, tiempo, y tipo de crimen, con la ayuda de algunos hackers podríamos armar rápidamente un mapa de calor que visualiza la delincuencia en la ciudad. Con esta información podríamos enterarnos que por ejemplo, el secuestro exprés es más común en la Av. Gonzalez Suarez entre las 9 y 12 horas de los días viernes, sábado, o lunes, o podríamos ver que hay una banda de delincuentes robando carros en el barrio de Monteserrin y funcionan los días hábiles entre las 3 y 5 de la tarde.

Con esa información podemos hacer 3 cosas:

1.) Habría que informar a la policía para aumentar su presencia y optimizar su desempeño. En una ciudad como la nuestra que sufre de delincuencia, la demanda para el tiempo del policía supera la oferta de tal tiempo.  Si es que podemos posicionarlos mejor usando un sistema inteligente, mejor estaríamos todos.

2.) Podemos evitar esos lugares. Podemos hasta crear una aplicación que te manda mensajes cuando estás en un lugar de alto peligro durante un tiempo de alto peligro.

3.) Podemos como ciudadanos volver a tomar esas áreas. Sabemos que los lugares más seguros en una ciudad siempre son los lugares que tienen más densidad y circulación de gente durante horas distintas del día. Por eso, por ejemplo, la zona de República del Salvador es muy segura durante el día pero peligrosa de noche. La falta de diversidad de actividad económica hace que las calles vibrantes del día se vuelvan desiertos de noche.

Si quisiéramos hacerlas más seguros, entonces, sería de organizar a los moradores del distrito en una especie de comunidad de seguridad. Aumentando la presencia de personas en el área complica el trabajo del ladrón que depende de tiempo y anonimato para realizar su fechoría.

Este sistema sería posible si tuviéramos un API con la información de las bases de datos. Un API es como una manguera que contiene información. Una vez conectada a un programa que sabe leerlo, esa información puede ser presentada de diferentes maneras. En otras palabras es como una fábrica de información que produce un producto para diferentes negocios, y esos negocios ponen su propia marca para volverlo a vender. En el caso del API, es el programador que encuentra maneras diferentes de presentar la misma información.

Sin lugar a duda hay alguien que está leyendo o pensando, “pero el gobierno debe ya hacer una aplicación que contiene un mapa de delincuencia.”  Aunque la respuesta es, “sí se debe,” la pregunta es “¿si se puede?”.

Un gobierno no es nada más ni nada menos que la suma de su capital humano. Si el conocimiento para hacer lo que describo aquí no reside en el gobierno pues no se va a hacer.

Además, un gobierno tiene prioridades limitadas que muchas veces corresponden a lo que fue prometido en las elecciones. Herramientas útiles a veces sólo encuentran su utilidad una vez que están hechas.

Finalmente, para que el gobierno produzca herramientas útiles tiene que haber competencia. De la misma manera que había Friendster, Hi5, MySpace, etc., antes de que Facebook tenga éxito, los servicios tienen que pasar por un proceso de innovación para encontrar viralidad y apoyo popular, y ese proceso requiere de fracasos para producir un ganador.

La mejor manera de alcanzarlo, entonces, es empoderar a la ciudadanía y a las personas más apasionadas/inteligentes ayudarles en crear servicios útiles a costos mínimos. Es decir que teniendo mucho ciudadanos haciendo poco en lugar de poco burócratas haciendo mucho puede mejorar la capacidad del gobierno de entregar los servicios que necesitamos y queremos.

El gobierno, al final del día, es una extensión del pueblo. Aunque nos gusta pensar que el gobierno es formado por otra especie de ser humano, al final es una muestra de la sociedad en que vivimos. Si queremos menos delincuencia, mejor transporte público, mejor salud y menos corrupción tenemos que colaborar todos y hacer borrosa la diferencia entre gobierno y ciudadano, y tal vez a través de los medios de la Web 2.0 por fin tendremos los instrumentos para hacerlo.

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Quito quiere volverse inteligente. Será posible o ya es tarde?

cropped-quito1.jpgEscrito por Matthew Carpenter-Arévalo @EcuaMatt

Redacción por Andrés Obando @AndresObro

Foto por @EcuaMatt

En Quito escuchamos mucho de cómo la ciudad se quiere volver ‘inteligente’, pero qué es una ciudad inteligente? Viendo cómo manejamos, uno tendría razón de ser cínico sobre las posibilidades, pero la ciudad inteligente gracias a Dios no se refiere a eso.

Mientras el uso de aparatos inteligentes sigue creciendo, los diferentes niveles de gobierno, incluyendo los municipios, tienen una oportunidad de volverse a inventar. Una ciudad inteligente entonces es una ciudad que abraza esas herramientas para mejorar su relación con el ciudadano.

Hay dos áreas principales donde la ciudad puede innovar:  la entrega de servicios y la oferta de información. Hoy me enfoco en la primera y mañana escribiré sobre la segunda.

En la entrega de servicios ya se ha visto cómo, por ejemplo, uno puede cada vez más pagar ciertas cuentas, como el impuesto predial, en linea.

Mientras que  hay avances también hay mucho que nos falta aún. Los quiteños todavía tenemos que hacer fila para acceder a muchos servicios, y esas filas a veces son largas y desorganizadas.

Recién, por ejemplo, pasé casi 4 horas en el registro civil para sacar y legalizar mi certificado de matrimonio.

Primero tuve que pedir turno para hacer el pedido. Luego tuve que pagar, y después hacer otra fila para sacar mi documento. Después de esto esperé otro rato para que alguien pueda legalizar el documento que el registro mismo acaba de producir y sellar.

El hecho de tener que hacer fila 4 veces es exagerado, y hay mucha ineficiencia en el sistema que fácilmente se podría corregir. Dejar que la misma persona que reciba el pedido, imprimir el certificado sería un mejoramiento de procesos. Dejar que el usuario pague antes de hacer el pedido sería otro logro. Finalmente, nunca jamás se debería tener que legalizar otra vez un documento ya sellado por el registro.

Es decir que podríamos reducir las acciones requeridas de 4 a 1, o posiblemente dos, sin mucho esfuerzo. Al mismo tiempo los servicios como el registro civil podrían permitir que el usuario haga el pedido y el pago en línea, y por un costo extra te podrían mandar por correo. Mientras más cosas podamos tramitar en línea menos tendríamos que esperar en la cola y más rápido sería la atención en persona.

Hay otras cosas que se podría hacer también. El volumen de personas entrando en el registro civil no es igual todos los días y en todas las horas. El Registro entonces podría publicar las horas pico y las horas bajas para tratar de alcanzar una distribución más equitativa, premiado a las personas que se acercan durante las horas de menos tráfico.

Otra opción sería dejar que la gente haga cita en línea. Si el registro civil sabe que tiene capacidad de hacer 20 cédulas la hora, por ejemplo, podrían manejar el flujo de tráfico mejor por indicar exactamente a qué hora debería llegar la persona. De esta manera las personas que dejan que el registro les de opciones sobre cuándo llegar, van a tener una garantía sobre la eficiencia para realizar cualquier trámite.  se garantizan una cierta eficiencia en realizar el trámite.

Cuando trabajaba en Google hacía muchas entrevistas y una de las preguntas que solía hacer era, “en un eco-sistema tecnológico que contiene editores, anunciantes y usuarios, ¿Quién es el más importante?”. Mientras mucha gente decía “todos son iguales,” la respuesta correcta, según Google, siempre es el usuario. El usuario, como el consumidor, da vida a los otros ejes por crear la demanda.

En el sector público no hay la misma necesidad de privilegiar al usuario a pesar de que son los impuestos de los ecuatorianos que financian todo. El registro civil, al final, no tiene competencia porque es un monopolio natural.

Parte de la manera en que se puede crear la misma urgencia de brindar un buen servicio sería medir y publicar el tiempo promedio de registros civiles en diferentes partes del país. De esta manera si el registro civil en Quito se demora 30 minutos más que el registro civil en Cuenca pues alguien tiene que responder y tratar de corregir.

Una ciudad inteligente, entonces, es una ciudad que busca mecanismos para entregar servicios e información  a través de diferentes modos. Es una ciudad que aprovecha la tecnología para optimizar su propio desempeño, mejorar su relación con el ciudadano y crear más confianza en el gobierno por hacerlo funcionar mejor.

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Sin Buena Educación Pública no Avanzamos : Educación Parte II

Guima

Foto por Michelle Arévalo-Carpenter @MichelleAC1

Escrito por Matthew Carpenter-Arévalo @EcuaMatt

Redacción por Andres Obando @AndresObro

Esta niña se llama Guima. Es guaraní y vive cerca del parque nacional Yasuní-ITT.

A pesar de ser joven y con igual capacidad como cualquier otro niño del Ecuador, el destino de Guima está casi asegurado porque casi todas las estadísticas disponibles están en su contra, por haber nacido donde nació, de los padres que le tocaron, y por la las condiciones en la que nació,su futuro será limitado. No es culpa de ellos ni de su cultura: el problema es estructural.

Es justamente casos como el de Guima que el sistema educativo público debería arreglar. Si vamos a tener educación pública, el objetivo debe ser de asegurar la igualdad de oportunidad para todos.

Ojo que no dije igualdad sino igualdad de oportunidad. Me refiero a la posibilidad de  que alguien pueda nacer en condiciones estadísticamente no óptimas pero aún lograr alcanzar su máximo potencial. A esto me refiero cuando dije que la educación debe parecerse más al fútbol porque es lo que más se acerca a una meritocracia.

Ecuador es un país de muchas desigualdades; y el primer paso (paso que debe ser acompañado por un esfuerzo de acabar con el racismo y discriminación en el país) de comenzar a borrar todas aquellas es a través de disminuir la diferencia en logros académicos de los diferentes grupos que existen en el país.

Según Grupo Faro, las minorías étnicas en el país reciben 3-5 años menos de educación, lo cual resulta en que ganan un promedio de 40% menos de sus pares que si logran terminar la secundaria.

Tomemos un momento para contemplar qué significa para ti ganar 40% más, y después ponte a pensar qué significa eso para una persona cuyas ganancias casi no alcanzan para comprar la canasta básica. Qué tan diferentes serían sus opciones en la vida si ganarían más?

Insisto en esta meta porque lo he vivido. Nací en una parte isolada de una provincia remota de Canadá. Mis padres no eran universitarios, factor más determinante en nivel de educación alcanzada de uno,  y mi educación desde el jardín de niños hasta la universidad fue pública. Logramos mis hermanas y yo alcanzar la educación superior seguido por el ascenso social porque el sistema educativo público sí nos funcionó.

Aunque muchos han perdido la esperanza, aún podemos y debemos soñar en un Ecuador en que historias como la mía se vuelven la regla y no la excepción. Reconociendo que no será fácil y que la respuesta no será ni clara ni obvia, no sólo tenemos que gastar más pero tenemos que gastar mejor.

Tal vez el momento es ahora. Ciertos avances en tecnología nos permiten aplicar nuevos remedios a este viejo problema. Este es el tema que voy a tocar en el siguiente artículo.

 

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Ecuador Hace Mal Uso de Su Cerebro – Cómo la Educación Debe Parecerse al Futbol, Educación Parte I

Por Matthew Carpenter-Arévalo

No hay falta de debate sobre cómo el Ecuador debe desarrollarse y tener ese debate es importante. Aún así, lo que me enfada es el poco consenso sobre cosas obvias que deberíamos hacer, sin importar si su ideología política sea de derecha o de izquierda.

Para mí, invertir en educación es algo obvio porque es la fruta que cuelga más bajo del árbol. Ningún país ha logrado desarrollarse sin subir los logros académicos de su población; ipso facto, incluyendonos.

Además, viendo por donde va la economía mundial, el avance de la tecnología hace que el poder producir cosas baratas ya no va a ser una ventaja.

De hecho, si logramos producir cosas a gran escala con Impresoras 3D, el costo de producir un bien viene a ser lo mismo en todas partes del mundo.

Si Ecuador quiere tener un futuro muy distinto a su pasado, tenemos que crear un cambio generacional en cuanto a cómo educamos a los ciudadanos. Los avances de incremento gradual no son suficientes: tenemos que dar saltos en la ruta del desarrollo.

Dejando al lado por un momento los argumentos ideológicos, una de las cosas más claras es el mal uso del cerebro colectivo que hay en el Ecuador.

Lo digo así, porque sabemos científicamente que el talento está igualmente distribuido por toda la sociedad, pero el acceso a la oportunidad de cultivar ese talento no lo es.

Es decir que el recurso más desperdiciado en el país es la inteligencia innata que nunca es descubierta. Es como que si tuviéramos un jardín en el cual solamente damos sol, agua y fertilizador a una pequeña parte. Para llegar a producir a nuestra capacidad óptima, tenemos que cosechar donde sea posible.

El problema entonces es que solo damos educación de calidad a las personas que tienen los recursos económicos apropiados.

Sí es que tenemos escasez de recursos para educar a un porcentaje limitado de ciudadanos, escoger las personas que tienen acceso a capital en lugar de las personas que mejor van a aprovechar de ese capital es un error. El objetivo debe de ser vincular personas con capital con personas que hacen mejor uso de ese capital.

Cuando haya un incentivo económico para desarrollar talento sin dar importancia a temas como origen o ubicación vemos una realidad muy distinta.

Por ejemplo, el deporte en Ecuador es tal vez lo que más se acerca a ser una meritocracia. No importa quien sea tu papá, sí eres mal jugador nadie te va a fichar.

Funciona de una manera contradictoria también: A pesar de ser niño afro-ecuatoriano del Oriente, dos factores que en cualquier otro ámbito de la sociedad ecuatoriana le negaría progresar, Antonio Valencia logró desarrollar su talento y alcanzar tocar el cielo del fútbol mundial.

En el caso de los futbolistas hay una infraestructura  diseñada para identificar y elevar talento, el cual no existe para otros tipos de inteligencia y talento.

En adición, si contemplamos por ejemplo los logros de la selección de Uruguay, representando a un país pequeño que habitualmente gana a países mayores en población como Brasil, vemos como un sistema que produce jugadores de calidad eventualmente eleva la calidad de todos los jugadores y el juego entero.

El desarrollo de talento que vemos en el fútbol depende de incentivos económicos que ayudan a vincular los recursos con el talento.

Un sistema parecido entonces que produce los mismos resultados sin contar con los mismos incentivos podría realizarse, pero requiere de varias cosas, incluyendo la voluntad de invertir, gente capaz de diseñar un sistema que promueva el uso de la innovación para cambiar cómo educamos a los ciudadanos, y una predisposición de romper con el pasado, la manera en que siempre hemos educado antes, y romper con toda tendencia ideológica que  pretende prescribir un modelo que funciona en teoría pero cuya práctica es dudable.

Para aclarar lo que quiero decir, me refiero a que deberíamos acabar con la educación privada o imponer un sistema de ingeniería social para cambiar la composición del cuerpo estudiantil en los colegios de calidad.

Sí me permiten el uso de ciertas analogías para hacer entender mi punto de vista, no es cuestión de cambiar la composición de la torta sino hacer una torta mucho más grande. Queremos subir la marea para elevar a todos los barcos. No queremos poner obstáculos a la educación de calidad, sino acortar la distancia entre la educación de buena calidad y la educación de mala calidad para mejorar la segunda.

Cómo hacer esto, será tema de discusión discutido en próximos artículos de este blog. Mientras tanto les invito a soñar un poco sobre cómo se vería el Ecuador sí cada alumno pudiese desarrollar su talento natural hasta su extremo lógico.

Muchas Gracias a mi amigo y colaborador Andrés Obando por su redacción del texto. 

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Que Viva Quito Carajo! Reflexiones sobre «Últimas Noticias» y el Quito que Queremos

Ultimas Noticias

Foto y Artículo Por Matthew Carpenter-Arévalo. 

Estaba saliendo a toda marcha del sur de Quito y entrando en el centro histórico. Ya me dolían las piernas y mi boca estaba seca por el sol que me pegaba como suele hacer a 2800 metros de altura  más cerca a Dios que el resto de seres humanos. En los costados de la calle los moradores asumían su papel no solo de observadores sino de participantes. Nos ofrecían agua y frutas, y compartían dolor, y nos animaban con frases que invocaban que resistimos en la carrera.

Mientras absorbía la solidaridad de los ciudadanos y trataba de ignorar mi lucha interna de seguir, mis ojos se enfocaron en un hombre «discapacitado» que andaba con una determinación muy clara por la firmeza de sus pasos. La orientación de sus pies era hacia adentro y se lanzaba adelante con dos muletas de madera. Por la ropa se le notaba que una persona humilde, y mientras yo reflexionaba sobre lo difícil que debe ser andar con muletas en una calle empedrada, lo vi caer cuando una muleta se quedó atascada en la vía.

Resulta que todos los corredores y moradores lo mirábamos a él, y cuando cayó salió de la muchedumbre un suspiro colectivo que ahogó cualquier otro ruido que había, como que alguien nos había puesto en silencio con el control remoto. Viendo lo que pasó aceleré para ver si podía alcanzar al señor para darle ayuda, pero casi instantáneamente salió un policía a ofrecerle socorro.

El hombre no aceptó la ayuda; insistió en levantarse por si mismo, y dentro de pocos segundos estuvo de pie y siguió adelante, esta vez con los aplausos y gritos de todos nosotros.

Nadie conocía al hombre ni sabíamos nada de su historia ni de su discapacidad. Sin embargo, con los pocos elementos que se nos presentaron en esos minutos podíamos imaginar todo para entender que el drama que se dio enfrente nuestro era algo más impactante que lo que se puede producir cualquier película que quiera lograr ese propósito.

Alcancé al hombre y agregué mi voz a las que se combinaban para expresar la felicidad y ánimo que nos provocó aquel acontecimiento. A pesar de estar al lado de él, parecía que no me escuchaba ni reconocía mi presencia por el grado de concentración y enfoque que él tenía por lograr llegar a la meta.

Habíamos logrado correr casi 5 kilómetros y nos faltaban 10 más. Quizás se iba a caer otra vez, y para él la caída no era parte ajena a la experiencia de una carrera sino otro desafío más de su vida. Para los observadores su caída era algo casi trágico; para él, la caída tal vez era relativamente insignificante comparado con los otros retos que tratan de obstaculizar su existencia todos los días.

Al rebasarlo, seguí con mi carrera, pero no seguía igual que antes; todo me dolía menos.

Esta historia pasó hace cinco años, cuando corrí en «Últimas Noticias» una vez más antes de partir por casi cinco años al exterior. He corrido una maratón completa y docenas de medio-maratones en varios lugares del mundo, incluyendo California, Canadá, y Suiza, pero no hay ninguna que me inspira tanto como «Últimas Noticias»».

Mientras correr una maratón completa en mi ciudad natal era muy especial, tanto por el logro como por la nostalgia y la presencia de mis padres de quienes he vivido separado durante muchos años, «Últimas Noticias» se lleva a cabo en  la ciudad donde he decidido radicarme y a la que he llamado Hogar durante casi los últimos diez años, incluyendo cuando estaba afuera.

Aunque es menos distancia que la media-maratón de la Mitad del Mundo, «Últimas Noticias» tiene la ventaja de vincular a tres partes que componen nuestra ciudad: el sur, el centro histórico, y el norte.

Corriendo por las calles uno tiene la oportunidad de lentamente sentir esas zonas por su sonidos, olores, arquitectura y gente distinta.

En el sur no hay duda de que el corredor siente más la solidaridad de la gente; en el centro histórico los moradores son acompañados por los turistas, cuyas sonrisas hacen notario que la carrera le ha dado un valor agregado a su viaje y será motivo de las fotografías e historias que van a compartir con sus seres queridos al regresar. En el norte, zona donde realizo mi vida, se ve más bien el potencial que tiene nuestra ciudad, sobre todo cuando uno se mete en el carril de la metrovia, parte de la solución a los problemas de congestión que sufrimos día a día, y al llegar a a la “Carolina”, parque cuya vitalidad es un refugio de la selva de concreto que mancha la belleza de nuestra ciudad.

Más que estas reflexiones, me encanta «Últimas Noticias» por un motivo más grande, que es su inclusividad natural y orgánica.

Cuando nos ponemos las camisetas se reducen las diferencias que tanto marcan y controlan nuestra sociedad y nos volvemos personas unidas por el deseo de participar en un acto que nos une con todas las generaciones que forman parte de la evolución humana. A pesar de estar a veces pegados como que íbamos en el “Trole”, cuando nos topamos no hay la agresión que se ve en los choferes porque todos nos damos el beneficio de la duda; pedimos disculpas y seguimos hacia adelante. Es decir que nos tratamos con la misma solidaridad que muchas veces hace falta en otros ámbitos.

Por un lado, la inclusividad se ve en la gente mestiza, negra, indígena, vieja, joven, hombres, mujeres, etc., pero sobre todo se ve en la gente con discapacidad, como el hombre que mencioné cuyos triunfos demuestran, aunque sea por un día, que dadas las condiciones correctas ellos no sólo pueden prosperar sino también pueden inspirar a los demás. Como el vicepresidente Lenin Moreno, que hizo mucho para despertar conciencia en la ciudadanía en temas relacionados con discapacidad tanto por su obra como por su  su forma inspiradora de ser, cada persona con discapacidad que logra terminar la carrera manda un mensaje de «si me dejan no hay quién me pare.»

Y no sólo son ellos los que nos inspiran: al terminar me encontré con un señor Otavalo que había hecho toda la carrera empujando a su hijo de aproximadamente 6-7 años en silla de ruedas. Lo que vi fue muy significativo para mí, ya que él no se ponía la camiseta sino su hijo, porque para él la lucha física terminó con la carrera. Para su hijo tan joven, la lucha sigue de largo. En su silla llevaba el signo de la vicepresidencia: la inspiración es contagiosa.

Siempre me pongo nervioso cuando escucho decir que tenemos que «enseñar» valores, porque en mi opinión los valores no se enseñan sino se practican, y la carrera es una oportunidad de practicar el valor de inclusividad.

Por ejemplo, al terminar la carrera fui con mi familia a comer ceviches en el “Zavalita” y me quedé parado un tiempo porque un hombre decidió estacionarse en la vereda, bloqueando a peatones y carros, para poder llegar a misa en “Nuestra Señora de Fátima” a tiempo con su hija. Sus acciones traicionan cualquier mensaje que diga el cura sobre cómo imitar la vida de Cristo, y su hija se va a quedar con la lección de que lo que haga el papá y no lo que diga el Padre.

De la misma manera, «Últimas Noticias» es una oportunidad para nosotros practicar inclusividad, y aunque sea por sólo un día, me da inspiración para todo el año para seguir resistiendo el cinismo que dicta que todos son malos menos nosotros y nuestros cercanos, y hay que tener una combinación de miedo y desconfianza cuando uno trata con el otro.

La meta mas grande que la carrera, entonces, es construir una sociedad que se ve como «Últimas Noticias» en que todos tienen las condiciones para sobresalir y en que nuestros valores se ven reflejados en nuestras estructuras, nuestros sistemas operativos y en nuestros comportamientos, actitudes y palabras, y que juntos vamos hacia adelante, tratando de lograr nuestro triunfo personal, no al costo del otro, sino acompañado por él.

Que Viva Quito Carajo y Que viva la «Últimas Noticias»!

Muchas Gracias a mi amigo y colaborador Andrés Obando por su redacción del texto.

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Amigos y familia. Foto por José Gross. 

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Homenaje a Quito Escrito por un Corredor

Sabes que estás en el Ecuador porque los choferes son Darwinistas

No vi el taxi que se me chocó pero el chofer era barcelonista.

 Somos así me dicen, como que provenía de adentro,

Pero si somos así por que no caminamos así en Quicentro?

 Una churreta negra es expulsada de carros en forma de humo

Tengo los pulmones manchados pero no yo ni siquiera fumo.

Hay un perro que me ladra y me asusta todos los días

Pero es menos peligroso que la señora manejando textos manejado su Fíat.

 Correr en las calles de Quito es difícil porque nada es plano

Para poder extender mi vida me la tomo en la mano.

Quiero andar por las vías pero hay problemas que se hereda

Como no es suficiente la calle, los autos me colonizan las veredas.

Dicen que Freud descubrió el deseo de muerte subiendo en bus por La Almeida,

Por su tendencias de suicido los buseros son reclutados por Al-Qaeda.

Pienso hacerme monje de buda para poder evangelizar el karma

Si quieres que nadie salga cuando robas solo tienes que activar la alarma.

Difícil es correr en una ciudad lleno de hijos de frutas

La Pachamama se nos da la espalda, su ultimo llanto: «Que Chuchas!»

–       @ EcuaMatt

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Cuanto Nos Cuesta Creer Que Los Demas Son Malos?

Tomar el bus en Suiza puede provocar cierta confusión entre los busistas de otros lados.

Esta confusión origina en el hecho de que no hay como pagar. Si le ofreces una moneda al chofer te quedará viendo, replicando tu cara de impotencia. Qué es pues? Te ha de decir. Propina?

Cuando se pregunta que son las conjeturas de las políticas públicas de un estado se puede aprender mucho sobre sus pueblos.

En el caso de Suiza, por ejemplo, país que admiro como el patrón oro de las políticas públicas, sus conjeturas son los siguientes:

1.) valoramos la eficiencia encima de cualquier otra cosa

2.) la gente en general es buena.

En el bus esto se refleja en cómo se colecciona las tarifas para pagar el transporte público. En valorar la eficiencia se han dado cuenta de que cobrar hace demorar el bus, haciendo que su llegada sea impredecible. Al quitar esta responsabilidad del chofer, él puede concentrarse en cumplir con el horario pre-designado y cuyo cumplimiento es esperado por sus usuarios.

Segundo, el no cobrar en el bus (o el tren) manda el mensaje que los burócratas suizos creen que la mayoría de la gente es buena y si va a pagar.

En mi experiencia ésta conjetura es la más difícil para las personas extranjeras entender y extender a su propio pueblo. Se asume que los suizos son una suerte de gente especial, genéticamente modificada por sus siglos de comer queso bendito y chocolate sagrado para ser destinados al obedecer y hace cumplir la ley.

Aunque la cultura si pesa en estas decisiones, en Ginebra, donde viví hasta recién, un 40% de la población nace en algún otro país, lo cual significa o solo los buenos van a vivir en Suiza o la cultura que incluye respeto a la ley es una construcción social. Si es así y aceptamos esa teoría significa que la podemos replicar en otros lados del mundo, incluyendo en el Ecuador.

Entonces cómo funciona?  En cada parada del bus o tren hay una máquina para comprar boletos por horas, por distancia, o por día. También existen por la ciudad varios kioskos donde se puede comprar tickets semanales, mensuales, o anuales. Aunque cada cantón tiene su propia organización responsable para el transporte público, todos son integrados, lo cual permite que la gente vagabundee de un lado al otro sin mayor trámite.

Al mismo tiempo, si viajes en el bus mucho en algún momento te encuentras con un controlador. Los controladores suben de vez en cuando a verificar que todos los pasajeros tengan un billete vigente (viajaba todos los días en el bus y los veía al promedio una vez al mes). Suben 4-5 controladores al mismo tiempo y pueden recorrer un bus entero entre una parada y otra. Si no tienes un ticket te hacen bajar y te multan entre 70-100 dólares.

Este tipo de desincentivo que se realiza a través de inspección sorpresa funciona. Por un lado permite que el transporte público haga cumplir su financiamiento. Aunque no bloquea todo abuso, disminuye el costo de controlar. Además, por ser tan eficiente y fiable, más gente usa el transporte público como su manera principal de andar, lo cual genera más ingresos.

La clave en esta política pública es poder calcular y valorar los costos no tangibles. Por ejemplo, al insistir en que el busero cobre y controle el uso del sistema de transporte publico causa una demora en el sistema que tiene consecuencias que afectan la cantidad de gente que lo usa cómo manera principal de trasladarse.

La demora de un bus, por ejemplo, reduce la velocidad de otros porque comparten paradas. Se enteraron los suizos entonces que el costo de controlar iba a ser más que el costo del abuso. Las inspecciones sorpresa ofrece un desincentivo porque la multa es desproporcionada al servicio brindando. Se puede correr el riesgo de no pagar, pero si usas el sistema mucho en algún momento te van a encontrar.

Qué quiero decir con todo esto? No quiero decir que todos nos hagamos suizos mañana y quitamos todo tipo de control en los buses y otros sistemas compartidos.

Lo que quiero decir es que la construcción de una cultura que confina y da el beneficio de la duda y tiene como conjetura la confianza en el cumplimiento de la ciudadanía se demora en hacer pero es una meta noble.

La creencia de que nosotros mismos somos buenos pero los demás son malos tiene un costo que nos perjudica en la construcción de políticas públicas que nos facilita la vida. El poder calcular ese costo debe ser la meta de cualquier persona que construye políticas públicas.

Si es que lo logramos hacer capaz nos sorprenden las políticas que creamos, o capaz nos sorprendemos a nosotros mismos.

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